En julio de 1862, Allan Kardec analizó
una estadística espantosa y publica en la Revista Espirita que “desde el
comienzo del siglo XIX el número de los suicidios en Francia desde 1836 a 1852,
era de 52.126 por año. En 1858, se contaron, 3903 suicidios, de los cuales 853
eran mujeres, y 3050 hombres; en fin, según la última estadística en el
transcurso del año 1859, 3899 personas se mataron, a saber, 3057 hombres y 842
mujeres.” (1)
Actualmente, como si no bastase
el inquietante “Día Nacional de Prevención al Suicidio”, la Justicia francesa
está investigando la ola de suicidios en la operadora de telefonía France
Telecom. En los últimos años, 46 funcionarios de la compañía se mataron – 11
funcionarios de ellos apenas en el 2010, según datos de la dirección de la
empresa y de los sindicatos. Infelizmente, son exactamente en los países ricos,
en los que la ambición y el materialismo se acentúan, donde sobresalen los
preconceptos que el número de muertes por suicidios es aterrorizante. Según las
estimaciones de los estudiosos, algunos países del Viejo Continente carecen de
un “plan nacional para la prevención de los suicidios” , pues es amenazador el
número de muertes auto-infligidas.
Kardec escribió que el suicidio
es contagioso; “el contagio no está ni en los fluidos ni en las atracciones; èl está en el ejemplo que famiariliza con la idea de la muerte y con el empleo
de los medios para que ella se dé; esto es tan verdadero que cuando un suicidio
ocurre de una cierta manera, no es raro ver a varios de ellos del mismo género
realizarse.”(2) Quince años antes de la Revolución Francesa, el lanzamiento del
libro “Werther” del poeta alemán Goethe, provocó una ola de suicidios en
Europa. “Romeo y Julieta, creación de Shakespeare, así como tantos Romeos y
Julietas de la vida real, se matan para vengarse de su ambiente y de las
personas que están a su alrededor (3) Albert Camus en (El Mito de Sísifo”
defiende la tesis que solo existe un problema filosófico realmente grave: el
suicidio – Juzgar si la vida vale o no la pena ser vivida es responder a la
cuestión de filosofía. (¡?) Que lo abordan escritores como Arthur Schopenhauer
en "Los Dolores del Mundo”, que induce a su lector invigilantes al
suicidio, y Friedrich Wilhelm Nietzsche que escribió en “Así habló
Zaratustra" que orar es vergonzoso, afirmando que “la idea del suicidio es
un gran consuelo: ayuda a soportar muchas noches más.”(¡?)
El suicidio es una acción
únicamente humana y está presente en todas las civilizaciones. Sus matrices
originales son abundantes e intrincadas. Algunas personas (re) nacen con
ciertos desordenes psiquiátricos, tal como la esquizofrenia y el alcoholismo,
lo que obviamente acrecienta el riesgo del suicidio. Los determinantes del
autocidio patológico están en las ansiedades mentales, desesperanza, disgustos,
intranquilidad emocional, alucinaciones recurrentes. Puede estar vinculada a la
falencia financiera, vergüenza y macula moral, decepciones amorosas, depresión,
soledad, miedo al futuro, soberbia personal (rechazo a admitir el fracaso) o
exacerbado amor propio (creer que su imagen no puede sufrir ningún arañazo o
herida). Más, creemos que la exacta causa del suicidio no está en los hechos
infelices en sí, sino en la actitud como la persona cede ante el disgusto.
Hay auto exterminio por las ideas
fijas, realizados fuera del imperio de la razón, como aquellos, por ejemplo,
que ocurrieron en la psicosis, en la embriaguez; aquí la causa es meramente
fisiológica; más paralelamente “se encuentra la categoría, mucho más numerosa,
de los suicidios voluntarios, realizados con premeditación y con pleno
conocimiento de causa.” (4) El Codificador indagó a los espíritus -2¿Qué pensar
del suicidio que tiene por causa el disgusto de la vida?”. Los Benefactores
respondieron: ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajan? La existencia no les sería una
carga!”(5)
Hace dos milenios Jesús dijo:
“Bienaventurados los que lloran, pues serán consolados”. (6) ¿Más, como
comprender la conveniencia de sufrir para ser feliz? ¿Por qué unos ya (re)
nacen abastecidos y otros en la miseria, sin haber hecho nada (en la existencia
actual) que justifique esa posición? “La certeza de la inmortalidad puede confortar
y generar resignación, con todo no elucida esas aberraciones, que parecen
contradecir la Justicia Divina. Si Dios es soberanamente bueno y justo, no
puede actuar caprichosamente, ni con parcialidad. Luego, las vicisitudes de la
vida derivan de una causa y, puesto que Dios es Justo, justa ha de ser esa
causa.”(7)
En la Tierra, es preciso tener
tranquilidad para vivir y convivir, hasta porque, no hay tormentos y problemas
que perduren una eternidad. Recordemos que la vida no pone en nuestros hombros fardos
más pesados que nuestros limites puedan soportar. La calma y la resignación
extraídas de la manera de valorar la vida terrestre y de la certeza del futuro
“dan al espíritu una serenidad que es el mejor preservativo contra la locura y
el suicidio.” (8) Sin embargo, la incredulidad, la mera sospecha sobre el
futuro espiritual, las opiniones materialistas, por fin, son los grandes
incitadores al suicidio y ocasionan el debilitamiento moral.
Los Benefactores Espirituales
advierten que el suicidio es comparable a alguien que salta a ciegas sobre un
despeñadero de brasas. Después de la muerte, describen los espíritus, adviene
al suicida la sed, el hambre, el frio o el calor insoportable, el cansancio el
insomnio los irresistibles deseos impúdicos, la promiscuidad y las tempestades
con constantes inundaciones de lamas fétidas. Y peor, a los que huyen de la
lucha, les recordamos que posponer la deuda moral significa reencontrarla más
tarde (por la reencarnación) con intereses sumados con el cobro sin moratoria.
La Tercera Revelación comprueba a
través de las comunicaciones mediúmnicas a la posición desventurada en la que
se deparan los suicidas y comprueba que ninguna persona infringe impunemente la
ley de Dios. el espirita tiene, así, varios motivos para contradecir la idea
del suicidio: la confianza de una vida futura, en la que, el sabe, será de tal
manera más venturosa, cuanto más infeliz y abdicada haya sido en la Tierra.
¡Es verdad! El suicidio es una
puerta falsa en la que el individuo, mirando liberarse de su malestar, se
desmorona en circunstancia extremamente más arruinada. Precipitado,
violentamente, en el más Allá del Túmulo, repleto de fluido vital en el cuerpo
aniquilado, revive, continuamente, por largo tiempo, los tormentos de la
conciencia y las sensaciones de los últimos momentos, más además la de
permanecer debajo de penosa tortura aprisionado a los despojos carnales bajo la
propia tumba. Como si aun esto no bastase, permanecerá en la dimensión
espiritual sumergido en regiones de penumbras, donde sus martirios serán
tenaces, a fin de aprender con el dolor pungente a respetar la vida con más
empeño en otras oportunidades reencarnatorios.
Por tanto, “la certeza de que
abreviando la vida, llega justamente a un resultado diferente de aquel que
espera alcanzar; que se libra de un mal para tener uno peor, más largo y más
terrible, que revisará, en el otro mundo, los objetos de su afecto, que quería
ir a reencontrar; de donde la consecuencia de que el suicidio está en contra de
sus propios intereses. También el número de suicidios impedidos por el
Espiritismo es considerable, y se puede de eso concluir que cuando todo el
mundo sea espirita, no habrá más suicidios voluntarios, y eso llegará más
pronto de lo que se cree.” (9)
Sabemos que la oración es un
apoyo para el alma; con todo, no basta: es preciso tenga por base una fe viva
en la bondad del creador. Siendo así, cuando nos advenga una causa de
sufrimiento o de contrariedad, urge sobreponerse a ella, y, cuando hayamos
conseguido dominar los ímpetus de la impaciencia, de la cólera, o del
desespero, debemos decir, llenos de justa satisfacción: “Fui mas fuerte! (11)
Ante el impositivo de la Ley de
la fraternidad, precisamos orar por nuestros hermanos que dieron fin a sus
vidas, apoyándonos en sus dolores, sin condenarlos.
Jorge Hessen
http//jorgehessen.net
Referências bibliográficas:
(1)Análise sobre Estatística dos
suicídios que Kardec fez do livro “Comédie sociale au dix-neuvième
siècle” , autoria de B. Gastineau, publicado na Revista Espírita, julho de 1862
(2)Idem
(3)Disponível em
http://www.espirito.org.br/portal/artigos/geae/argumentos-suicidio-1.html
(4)Análise sobre Estatística dos
suicídios que Kardec fez do livro “Comédie sociale au dix-neuvième
siècle” , autoria de B. Gastineau, publicado na Revista Espírita, julho de 1862
(5)Kardec , Allan. O Livro dos
Espíritos, RJ: Ed FEB, 2001, perg. 945
(6)Lc. VI, vv. 20 e 21
(7) Kardec , Allan. O Evangelho
Segundo o Espiritismo, RJ: Ed FEB, 2006, cap V
(8)Idem
(9)Análise sobre Estatística dos
suicídios que Kardec fez do livro “Comédie sociale au dix-neuvième
siècle” , autoria de B. Gastineau, publicado na Revista Espírita, julho de 1862
(10) Kardec ,
Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo, RJ: Ed FEB, 2006, cap V
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