Toma la pastilla roja!!!

BIENVENIDO Y TOMA LA PASTILLA ROJA "...Eres un esclavo, Neo/ Igual que los demás, naciste en cautiverio/ naciste en una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar/ Una prisión para tu mente/ Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix/ Has de verla con tus propios ojos/ Esta es tu última oportunidad/ Después, ya no podrás echarte atrás/ Si tomas la pastilla azul fin de la historia (La historia acabará)/ Despertarás en tu cama y creerás/ lo que quieras creerte/ Si tomas la roja, te quedas/ en el País de las Maravillas/ y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos/ Recuerda/ lo único que te ofrezco es la verdad/ Nada más..."

jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué comemos hoy?

El almuerzo desnudo

¿Por qué los pollos tienen olor a lavandina y sus huesos se parten como si nada? ¿Cuántos peces mueren por cada plato de sushi? ¿Qué hay dentro de ese impoluto vaso de leche blanca? ¿Por qué todas las hamburguesas tienen el mismo sabor?

¿Sabía que cada vez menos chanchos tienen cola de rulito? ¿Por qué se suicidaron 200 mil agricultores en India? ¿Cuál es ese ingrediente fantasma incluido en el 75 por ciento de los alimentos procesados? Los alimentos y la alimentación es probablemente el tema en el que confluyen casi todos los problemas relevantes del mundo: la corrupción, la experimentación científica, la fuerza o debilidad de los Estados ante las corporaciones, la ecología y la salud de la población mundial. Por eso, son cada vez más los libros y documentales que echan luz sobre ese oscuro entramado que hace de cada plato de comida un expediente X. Radar vio y leyó buena parte de ellos y ofrece una guía y algunas respuestas.

Los galpones más grandes pueden tener 80 mil, 90 mil, 100 mil pollos que no conocerán en su vida más que un terreno tamaño baldosa rodeado de gritos en un aire irrespirable. Para que no se coman entre sí, se les cortan los picos.

El 31 de octubre, Naciones Unidas ungió con el título Ser Humano 7 mil millones a Danica, una bebé filipina. El nombramiento fue por supuesto simbólico: la persona 7 mil millones podría haber nacido bastante antes en una clínica privada, en un hospital público o en una carpa improvisada en las arenas ardientes del desierto africano. En un Estado en guerra o en una democracia reciente. Puede también estar por nacer y saltar inmediatamente al olvido desde el grueso margen de error sobre el que se sostiene este mundo. Como sea, se vuelve la atención sobre cuestiones que van del azar de un nacimiento acontecido en una determinada coyuntura política al bochorno colectivo de un sistema mundial en crisis donde el acceso a la comida y su calidad ocupan el centro de la escena.

¿Estará el ser humano 7 mil millones del lado de los 925 millones de hambrientos que hay según datos de la FAO (Organización mundial de alimentos)? ¿O crecerá hasta volverse uno de los 1500 millones de obesos que estima la ONU habrá para el 2015? ¿Tendrá la mejor de las suertes y será de los que eligen qué y cuándo comer y qué arrojar a la basura, participando del descarte anual de 1300 millones de toneladas que van al tacho, también según la FAO? Y la última: incluso si perteneciera a la franja acomodada, comiendo lo que se come en las grandes ciudades, ¿estaría a salvo?

Teniendo en cuenta que en la actualidad se producen alimentos para que coman 12 mil millones de personas, la comida no tendría que ser un tema. Y sin embargo cada día lo es más. Al margen del fenómeno “gourmet”, la problemática sobre la comida se ha ido complejizando hasta volverse un género de denuncia en sí mismo, al que se vienen dedicando desde activistas hasta periodistas, estrellas de Hollywood, políticos, documentalistas y escritores. En este sistema de producción intensiva hay material para variados intereses: especulación financiera, experimentación biológica, expulsión de pueblos enteros del campo a la pobreza, acopio global de tierras y semillas por gigantes multinacionales, polución, envenenamiento, hacinamiento y tortura de millones de animales; enormes negociados para pocos y un “consumidor” que no tiene idea de qué es lo que se lleva diariamente a la boca.

ESA MALDICION LLAMADA SUSHI

Nada es lo que era. Ni una manzana, ni un vaso de leche. Pero tal vez (quitando el complejo universo de los granos) sea el pescado el alimento que mejor ejemplifique cómo ha cambiado todo.

El salmón es un plato paradigmático: si bien sigue figurando entre los gustos más exquisitos, su consumo se extendió desaforadamente en los últimos años, impulsando la aparición de numerosos bolichones de sushi en casi todas las ciudades del mundo. Este boom ocurrió irónicamente al mismo tiempo que los pescadores locales denunciaban que volvían a la costa con sus redes vacías y los mares eran declarados ecosistemas en crisis. ¿Cómo puede ser que un recurso que escasea y se denuncia en extinción se popularice y disminuya su precio al mismo tiempo? En primer lugar, las megaempresas pescadoras aumentaron el pique doblando la apuesta. Sus barcos adquirieron el tamaño de un estadio, se equiparon con computadoras, rayos infrarrojos y comunicación satelital para detectar a sus presas. Sus bocas de red cuentan con la capacidad para meter adentro trece aviones intercontinentales. Como si con eso no bastara, también se usa cada vez más el sistema de pesca de arrastre: una especie de arado con el que barren el fondo del mar removiéndolo todo y llevándose peces de consumo, especies exóticas que no sirven de nada, delfines, tortugas, aves marinas, corales y millones de etcéteras que después, como no se pueden vender, son devueltos muertos al mar.

Los pescadores locales, sin posibilidad de competencia, se tienen que mudar a las ciudades o emplearse en las empresas que más han crecido al amparo de esta desgracia (y completan el porqué de tanto pescado): las granjas marinas. Con un desarrollo tres veces superior al de la agricultura, del 35 al 40 por ciento del pescado (y casi todo el salmón que comemos) y los crustáceos que se venden en el mundo vienen actualmente de esas granjas líquidas. Enormes jaulas de agua en medio del mar que pueden contener millones de peces que crecen prácticamente inmóviles en aguas que se pudren producto del hacinamiento. Los ojos de estos peces estallan en sangre mientras sobreviven entre parásitos y bacterias. Entre otras porquerías se los alimenta con maíz, y se les suministran antibióticos, alguicidas y tranquilizantes. Las costas que albergan estos emprendimientos se vuelven lodazales, los peces salvajes de zonas aledañas o se mudan o se mueren. Así como están las cosas, “imaginen que les sirven un plato de sushi: si ese plato contuviera todos los animales que murieron para hacerlo, el plato debería medir 1500 metros”, escribe Jonathan Safran Foer en Comer animales (Seix Barral). En este libro de reciente edición en Argentina, Safran Foer recorre el terrible camino que siguen dentro de las granjas industriales no sólo los peces sino todos los animales que van a parar a nuestro plato y cómo eso ha modificado la vida del pescador y el granjero, de las aguas y de la tierra, a la vez que empobrece la comida mientras pone en riesgo la salud del mundo entero.

Comer animales generó debates en todos los países en los que fue presentado y sirvió para volver la atención sobre la inmensa producción de libros, películas y documentales que en los últimos años se arrojaron a desentrañar cómo se producen en la actualidad los alimentos. “La industria no quiere que se sepa lo que estamos comiendo porque si lo supiéramos tal vez no querríamos seguir comiendo.” La frase aparece al comienzo del documental Food Inc. y resume el propósito detrás de cada una de estas investigaciones: correr el velo y descubrir qué hay detrás de esta industria que factura 140 mil millones de dólares al año y ocupa un tercio de la superficie del planeta.

EL OTRO LADO DEL PLATO

Para dimensionar el fenómeno de producción cultural alcanza con intentar recopilarla: en el área de los documentales hay novedades semanales (hablando por supuesto no sólo de películas sino de cortos, animaciones y documentales para Internet). Sólo acotando la elección a los que tienen extensión de película, hay decenas. De 2005 hasta hoy se pueden encontrar desde clásicas deconstrucciones de la realidad alimentaria (un recorrido bastante simple sobre cómo llegamos hasta acá y cuál será el desenlace de no producir un cambio) como la famosa Food inc. o la más reciente Fresh –sobre los sistemas alternativos de producción de alimentos–, hasta joyitas como The Future of Food que devela los peligros –de salud, de medio ambiente y hasta de independencia de los Estados nacionales– detrás de los alimentos genéticamente modificados. Otras como Dying in abundance, que muestran la desalmada especulación financiera que se hace alrededor de los granos en los mercados bursátiles. También intentos de concientización más artie como la alemana Our Daily

Bread que, sin más recursos que una cámara quieta y un micrófono, reproduce las imágenes y los sonidos de este cruel sistema moderno: sólo la imagen y el sonido de pollos recién salidos del cascarón que de a cientos son arrojados como piedras al galpón en el que seguirán creciendo o a la basura porque no nacieron con las condiciones exigidas, es escalofriante. Sólidas investigaciones periodísticas como la francesa El mundo según Monsanto (que recorre la historia de la ominosa compañía que es dueña de la mayoría de las semillas del mundo y consigue acallar a quienes osan iniciarles demandas por problemas económicos, ambientales o de salud), y la inglesa The end of the line: documental sobre la pronta extinción de la fauna marina que advierte sobre aguas sin peces libres en las próximas décadas. También Got the Facts on Milk?: un viaje por las entrañas de la industria láctea y sus siniestros métodos –como vacas con ubres veinte veces más grandes a fuerza de inyecciones de hormonas– para aumentar la producción.

Las crónicas y denuncias periodísticas, por su parte, también se suceden descubriendo para el lector interesado un sinnúmero de aberraciones cotidianas. Hay periodistas especializados en comida que dejaron de hablar de tendencias gastronómicas y se volvieron activistas presentando interesantes campañas, como Hugh Fearnley-Whittingstall de The Guardian, que promovió un petitorio para frenar el descarte de 70 millones de peces que son devueltos muertos por año al mar y que en estos días está trayendo curiosos debates en la Unión Europea (¿está bien regalarles a los pobres el pescado que “sobra”? Si se paga a los pescadores por esas especies cuya pesca innecesaria pone en peligro el ecosistema, ¿no se comenzará a alentar la pesca de animales exóticos o en extinción?). En esa línea de denuncia se mueve también Michael Pollan, escritor del New York Times (con libros como El dilema omnívoro y Food Rules: An Eater’s Manual), que ha utilizado las páginas de ese diario para escribirle directamente a Obama instándolo a modificar un sistema agrícola que sólo beneficia a las grandes corporaciones. “Hay que promover un consumo ético”, dice Pollan, quien no es vegetariano como Safran Foer, e impulsa fervorosamente la ingesta de carne siempre y cuando no provenga de granjas industriales.

Con toda la información que circula, surgen y se nutren movimientos que no son nuevos pero sí cada vez más masivos: carnívoros selectivos y consumidores de carne ética como Pollan (personas que comen sólo sabiendo cómo fue criado y muerto el animal en cuestión), vegetarianos que no comen transgénicos, veganos (que no comen nada de origen animal) y freegans (“veganos libres” o anticonsumistas, que sacan su comida únicamente de las bolsas de basura de los ricos).

Pareciera que una vez que se aborda cualquier asunto alrededor de la comida no hay espacio para la indiferencia. Pero lo más interesante del suceso no es la cantidad de voces que se levantan, sino cómo entre todas logran devolverle visibilidad a un tema tapado a medida que el mundo adoptaba este sistema agroindustrial. Productores en bancarrota por asumir los costos de la bioctecnología y pueblos enteros intoxicados con agroquímicos. Personas que consideran inmoral que el 50 por ciento de los granos que se cultivan sean utilizados para alimentar a animales (que a su vez sólo alimentan a una pequeña porción de la humanidad) y que 100 millones de toneladas anuales de granos sean usadas para crear biocombustibles (un hecho condenado por Jean Ziegler, de la ONU, como crimen de lesa humanidad). Científicos que alertan sobre el consumo de transgénicos, consumidores enfermos o parientes de víctimas directas de la comida y ambientalistas con una denuncia cada vez más atendible: el sufrimiento al que son expuestos miles de millones de animales criados bajo las condiciones más sádicas con el fin de optimizar el tiempo y maximizar las ganancias de las compañías.

LA COMIDA QUE MATA

Soja, maíz, sorgo. Los cereales han aumentado su producción en cantidades aún mayores que los animales. Son tantas las hectáreas que tienen sólo diez empresas semilleras y agroquímicas, que si sumaran sus tierras dispersas y decidieran constituirse como país, serían el más grande y poderoso. Si bien la propuesta con la que han ido avanzando a lo largo del mundo desde su aparición tuvo que ver con paliar el hambre generando cultivos invencibles ante las plagas, lo cierto es que desde la Revolución Verde en los años ’60 hasta hoy se duplicó la producción mundial y el hambre continuó su avance. Los transgénicos no sólo no tienen genes que los vuelvan más ricos en algún nutriente (como se dijo algún día que ocurriría) sino que cada día están más sospechados y relacionados con alergias, enfermedades del sistema inmunológico, nervioso y endocrino y otras patologías. Los alimentos procesados están llenos de rellenadores económicos sucedáneos de la soja como la lecitina o endulzantes como el jarabe de alta, fructosa proveniente del maíz; conocidos como “anti nutrientes”, son responsables entre otras cosas de los altos índices de obesidad y diabetes que hay en las ciudades desarrolladas.

Estos cultivos que ocupan todo también afectan la biodiversidad. De las mil variedades de papas que había en el mundo, actualmente se cultivan intensamente cuatro. De los siete mil tipos de manzanas que nutrían la imaginación del siglo XIX, quedan las cuatro o cinco que se suelen ver. El 97 por ciento de la variedad de vegetales que había al comienzo del siglo XX se extinguió. Los campesinos o pequeños productores independientes desaparecieron o se volvieron empleados de esas grandes compañías. En India, más de 200 mil deudores desesperados (¡200 mil!) que ya no tenían cómo afrontar las deudas a las que se vieron expuestos desde que las multinacionales empezaron a cobrarles por sus semillas, se suicidaron.

En la expansión verde, las vacas se trasladaron del campo a los feedlots, los cerdos de sus chiqueros a galpones de engorde intensivo y los pollos a cámaras oscuras de crecimiento acelerado. La vida de los criadores y la calidad de todos estos alimentos se han empobrecido cuantificablemente: la carne de hoy es más rica en grasas saturadas y remedios. El cambio en sus dietas y los espacios cerrados en donde se hace vivir a los animales cubiertos por sus propios excrementos volvió el terreno propicio para la aparición de virus y bacterias nuevas, o viejas pero mutadas. Es tal la cantidad de antibióticos que se les aplica para que aguanten y sobrevivan y que luego consumimos nosotros en forma de carne que las enfermedades en humanos se han vuelto cada vez más resistentes. Escherichia coli, salmonella, gripe aviar y gripe porcina son riesgos que se relacionan directamente con las granjas industriales. Y la obesidad avanza, y el cáncer avanza y los problemas cardíacos y la infertilidad y una larga lista de etcéteras. Si bien la mayor responsabilidad de este desbarajuste recae en países como Estados Unidos y China, no hay sociedad que esté exenta de sufrir las consecuencias.

¿Existe el modo de salir de esto o la fecha de vencimiento de la humanidad está escrita en letra invisible sobre cada tiquet de supermercado? Uno de los fenómenos más llamativos en la proliferación de estos documentales y libros es que, pese a todo, subyace la esperanza. Porque hay quienes ven en el colapso las semillas del cambio: un modo de leer el presente compartido también por los que en estos meses copan las plazas del mundo protestando contra este sistema tan injusto. Se trata de barajar y dar de nuevo para recuperar las pequeñas producciones locales, redistribuir el consumo globalmente, resignar un poco de confort o del gusto entre los que vivimos en sociedades desarrolladas (disminuir el consumo de carnes, por ejemplo, sería un primer paso) y alentar los nuevos movimientos que surgen en beneficio de las personas y los ecosistemas. Así como estamos hoy, en el tiempo que toma leer esta nota, siete mil personas más están entre nosotros. Si no nacieron en un país en guerra, si llegan a sortear el hambre y la pobreza, si pueden crecer hasta elegir y cuentan con una sola herramienta para seguir adelante, ésa debería ser la información para saber qué es lo que están comiendo, cuál es su origen y el proceso que atravesó antes de llegar a su plato, para no ser uno más de los tantos que sin saber juegan en cada comida a la ruleta rusa.

La verdad desplumada


Atrás quedó el sabroso y disputado paladeo de la colita de pollo crocante. El pollo es uno de los animales que más se afearon en esta loca carrera por producir carne barata en el menor tiempo. La diferencia entre estos pollos y los que cacareaban hace unos años se evidencia desde que son huevo: con una pequeña yema de un amarillo vílico y una clara acuosa, nada buena para hacer tortas, el huevo de granja industrial es famoso en las cocinas por su mala calidad. Pero hablábamos del pollo y de esos huesos que se parten con tanta facilidad que hacen del trozado un juego de niños, su insípida carne blanda al paladar tiene una textura espumosa y se combina a la perfección con ese dejo de sabor a lavandina que persiste al limón y la sal.

Entre mitos y verdades, Food Inc, The Future of Food, Fresh y Our Daily Bread dedican un rato largo a explicar la transformación de esta industria hasta la realidad de los pollos de hoy. Pero es sin dudas después de leer Comer animales cuando se comprenden las causas y efectos de un animal cuyo consumo no para de crecer, aunque cada vez son más los médicos que recomiendan que es mejor ni probarlo.

Los pollos de granja industrial son criados bajo un sistema tan cruel como peligroso para la salud humana (cada vez es más evidente que la tan temida gripe aviar surgió en estos lugares, así como recurrentes brotes de salmonella y Escherichia coli): encerrados en galpones cerrados y oscuros, los pollos permanecen quietos la mayor parte del tiempo, evitando el desgaste calórico. Los galpones más grandes pueden tener 80 mil, 90 mil, 100 mil animales que no conocerán en su vida más que un terreno tamaño baldosa rodeado de gritos en un aire irrespirable. Para que no se coman entre sí (el canibalismo está a la orden del día en estos campos de concentración modernos) se les cortan los picos. En su dieta hay maíz, soja, harina de pescado, cenizas de huesos y aceites. Con esta fórmula de crecimiento su tiempo de engorde pasó de ser de 70 días a 45 o 40.

Contrario a lo que dice el mito, este superdesarrollo es producto no de hormonas sino del rediseño biológico al que se llegó cruzando razas y especies hasta dar con este animal deforme que comemos: un animal de enorme pechuga cuyos huesos y órganos no llegan a madurar tan rápido por lo cual no pueden dar ni dos pasos seguidos sin desplomarse sobre sí mismos.

Aparte del crecimiento, otro misterio develado de los pollos en estas investigaciones es el tremendo olor a lavandina que largan: como viven contaminados por sus propias deposiciones, hay que desinfectarlos con altas dosis de cloro antes de salir a venderlos.

Orbis et Ubre

“Es triste, pero lo cierto es que todos tenemos que comer un poco de mierda cada tanto”, le dice un amigo a otro en la película Fast Food Nation. La conversación gira alrededor de las hamburguesas y su producción y sintetiza el principal problema de la cría de ganado en corrales de engorde. En los feedlots las vacas hacinadas comen entre la mierda, viven cubiertas de mierda y así llegan al matadero donde la mierda, imparable, se cuela entre su carne molida. Pero la mierda no viene sola: ese modo de vida y la dieta rica en granos suministrada a animales que deberían comer pasto y no pueden metabolizar completamente su nuevo alimento, generó el surgimiento y propagación de una cepa súper mortal de bacteria Escherichia coli mutada.

Si bien se comprobó que cambiando este sistema el riesgo de que la carne llegue contaminada se reduciría en un 80 por ciento, eso implicaría también que las empresas se resignen a una producción más acotada y que el consumidor no tenga carne en las cantidades que reclama el gusto actual.

Con la leche ocurre algo parecido. Para satisfacer la demanda maximizando los ingresos se está recurriendo a métodos al menos de dudosa salubridad. Aparte del ordeñe intensivo que generan infecciones en las ubres que demandan cada vez más antibióticos, en aquellos países donde está permitido se les suministra a las vacas hormona de crecimiento bovino: un descubrimiento by Monsanto que aumenta la producción de leche en un 20 por ciento. La aprobación de esta hormona es también una de detectives en Got the Facts on Milk y El mundo según Monsanto: coimas a funcionarios de distintos países, despidos masivos de veterinarios que se pronunciaban en contra y, finalmente, los papers secretos de la compañía que salen a la luz y hablan de crecimientos repentinos de los ovarios de las vacas, problemas reproductivos y un aumento del factor de crecimiento insulínico relacionado directamente con el cáncer de mama, próstata y colon. Además de una severa mastitis que las hace segregar pus en cantidades cuantificables en un vaso de leche.

Por último, en el documental Meat the Truth se analiza claramente cómo la superproducción de ganado presenta otro conflicto: su aporte al cambio climático (un detalle sospechosamente pasado por alto por Al Gore en Una verdad incómoda). Resulta que la bosta de vaca suelta gas metano en tan grandes cantidades que ya es el responsable del 18 por ciento del efecto invernadero, al que hay que sumar un 20 por ciento más que se genera como efecto colateral por la gran cantidad de bosques y selvas vírgenes que se talan para plantar granos con los que se les dará de comer a las vacas. Un círculo vicioso que huele cada vez peor.

El ingrediente fantasma

“El primer problema de los cultivos transgénicos concierne al poder y al control”, afirma Raj Patel en su célebre libro Obesos y Famélicos (editorial El Lince), y luego explica por qué si todo este asunto fuera una novela, los villanos estarían alojados en las oficinas centrales de empresas químicas como Monsanto –dueña del 80 por ciento de la biotecnología que se aplica en el mundo–. La historia de esta compañía con los alimentos comenzó en los ’60, cuando terminada la carrera bélica que tantos ceros había sumado a sus cuentas, se lanzaron a la fabricación de potentes fertilizantes que terminaran con las plagas del mundo. Esas ventas fueron muy exitosas pero incomparables al negoción que el futuro próximo les ofrecería cuando sus científicos anunciaran la llegada de las primeras semillas modificadas genéticamente para resistir el fertilizante en cuestión. Aprobado por la FDA con una celeridad nunca antes vista, los cereales pasaron a tener un gen (de una bacteria, de un hongo, de otra planta) que desde entonces los hace soportar los químicos o actuar directamente como fertilizante. Esa tecnología aplicada a las semillas se patentó, volviendo los cultivos desde su primera instancia productos con copyright, y cambiando un sistema agrícola milenario: “Si hace unos años el 75 por ciento de los 1500 millones de granjeros del mundo dependían del acopio y replante de semillas para hacer funcionar su negocio, hoy el acopio está prohibido y esas personas tienen que comprarles sus semillas a las empresas año tras año”, explica en The Future of Food. Así se logró lo que se ve muy bien reflejado en el documental Dying in abundance: en manos de emporios los cereales se volvieron comodities para jugar en la Bolsa, alcanzando precios absurdos teniendo en cuenta su superproducción y volviéndolos imposibles para el bolsillo de quien realmente los necesita para subsistir.

Viendo esas películas y la imperdible El Mundo según Monsanto, se derriba una de las primeras mentiras con las que este sistema avanzó: frenar el hambre. La otra (la biotecnología permitiría el uso de plaguicidas prácticamente inocuos) se choca de frente con quienes viven en contacto con el glifosato y muestran altísimos índices de enfermedades respiratorias crónicas, distintos tipos de cáncer, eruptivas, abortos y nacimientos con malformaciones.

Por último, está el peligro que se esconde en el consumo de transgénicos (tanto si se comen los granos como por medio de la carne de los animales alimentados con ellos, los huevos, los lácteos y todos los alimentos procesados: aproximadamente el 75 por ciento de los que existen contienen entre sus ingredientes derivados de granos transgénicos). El francés Giles Eric Seralini es una eminencia en la materia y aparece citado en cuanto libro haya sobre el asunto o dando su testimonio en casi todas las películas, al igual que el microbiólogo mexicano de la Universidad de California en Berkeley Ignacio Chapela. Ambos repiten cada vez que pueden que los transgénicos no tuvieron el tiempo de estudio que se hubiera necesitado para aprobar su consumo, pero que las consecuencias se ven a diario en los hospitales del mundo. Graves alergias, intolerancias gástricas crónicas, enfermedades nerviosas, problemas hormonales, infertilidad, entre otras patologías (sumadas a los conflictos sociopolíticos que traen aparejados) hicieron que la Unión Europea prohibiera los transgénicos en sus países y mantenga hasta hoy una rigurosa ley de etiquetado para su consumo o importación. El resto de los países, en cambio, sigue a Estados Unidos en su política de no información y expansión de este tipo de cultivos.

Para peor, la transgénesis no se practica únicamente sobre cereales. También se hacen pruebas en frutas, verduras y animales. El último adelanto de la ciencia en esta materia nos habla de un salmón al que se le incorporó el gen de un pez de aguas heladas que le provoca un apetito incesante y lo hace crecer un 25 por ciento más que el salmón salvaje.

Pobre Porky

Los chanchos que se muestran en documentales como Earthlings, Food o Fresh se parecen poco a los chanchos de las granjas que todavía resisten en la imaginación: no tienen la cola enrulada, a veces tampoco orejas y muchas otras ni siquiera dientes. Con ojos desorbitados, chillan como locos mientras muerden con las encías los barrotes o paredes de sus galpones. La cuestión, explican, es que el encierro y amuchamiento los lleva al estrés y el estrés a la agresividad y al canibalismo. Así, para evitar que se mastiquen unos a otros, aparte de agregar tranquilizantes en la dieta, sus criadores han decidido cortar el problema (colas, orejas, dientes) de raíz. Al igual que los pollos, estos animales fueron diseñados para que cumplieran con el estándar de mercado y crecieran más rápido y con más carne. Por eso, entre un 10 y un 40 por ciento de los cerdos terminan inválidos antes de llegar al matadero.

Pero el principal problema que representan para la salud es la contaminación (sin tratamiento adecuado, la mugre que sale de esas granjas pudre agua, tierra y aire por kilómetros a la redonda propagando Pfeisteria: un microorganismo más tóxico que el cianuro cuyo grado epidémico se ubica entre el sida y el ébola). Por otro lado, la propensión a las enfermedades de los cerdos es tan peligrosa como contagiosa: son las mutaciones de sus bacterias y virus las que, luego de la aparición de la famosa gripe A(H1N1), mantienen un alerta roja planetario sobre estas granjas.

Una guía

Earthlings y Food Inc. están en Cuevana.tv

The Future of Food, Our Daily Bread, Meat the Truth y El mundo según Monsanto se pueden ver (en inglés) en documentarywire.com

Fast Food Nation y The End of the Line se consiguen en DVD.

Dying in Abundance (Morir en la abundancia) se proyectó en el Festival Internacional de Cine Ambiental de Argentina el año pasado.

Fresh y Got the Facts on Milk? circulan por Internet, pero todavía no llegaron a la Argentina.

Comer animales
Jonathan Safran Foer
Seix Barral
384 páginas

Obesos y famélicos
Raj Patel
Marea Editorial y El Lince
366 páginas

El dilema omnívoro
Michael Pollan
Gourmandia
554 páginas

Fuente
Página 12

miércoles, 18 de abril de 2012

Producción de los Illuminati: Biometría de la devastación

Si pudiésemos comparar la población de la Tierra con una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes actualmente, sería algo así :

Habría: 57 asiáticos, 21 europeos, 8 africanos, 4 americanos.

52 mujeres, 48 hombres, 70 no serían blancos, 30 serían blancos, 70 no cristianos, 30 cristianos, 89 heterosexuales, 11 homosexuales

6 personas poseerían 59% de toda la riqueza y 2 (sí, solamente 2) serían norteamericanos. De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas.

70 no sabrían leer, 50 sufrirían de desnutrición, 1 persona estaría a punto de morir, 1 bebé estaría próximo a nacer. Sólo una (sí, sólo una) tendría educación universitaria.

En esta aldea, habría apenas una persona que posee computadora...

Al analizar nuestro mundo desde esta perspectiva tan reducida, se hace más presente la necesidad de aceptación, entendimiento, educación y, sobre todo, TOLERANCIA.

Ahora analicemos...Si podemos levantarnos a la mañana con más salud que enfermedades, entonces tenemos más suerte que millones de personas que no alcanzarán a sobrevivir esta semana.

Si nunca experimentamos los peligros de la guerra, la soledad de estar preso, la agonía de ser torturado, o la aflicción del hambre, entonces, estamos mejor que 500 millones de personas.

Si podemos ir a nuestra iglesia sin miedo de ser humillado, preso, torturado o muerto, entonces somos más afortunados que 3 mil millones de personas en el mundo.

Si tenemos comida en la heladera, ropa en el armario, un techo sobre nuestras cabezas y un lugar dónde dormir, somos más ricos que el 75% de la población mundial

Si guardamos dinero en el banco, en la cartera, y tenemos algunos billetes guardados en una caja fuerte..., entonces significa que estamos dentro del 8% más rico de este mundo.

Si nuestros padres aún están vivos y unidos, somos una rareza.

Si usted leyó este mensaje, tiene mejor suerte que más de 2 mil millones de personas que ni siquiera saben leer.

Llevemos la conciencia del mundo a alguien. La única cosa que puede suceder, en este mundo salido de las manos de la Elite global, es que, alguien se sentirá mejor.

martes, 17 de abril de 2012

PROYECTO X TARJETA SUBE Futuro Posible

En los últimos meses en Argentina han tenido lugar (entre otros) dos hechos con trascendencia a largo plazo:
- La implementación de la tarjeta magnética SUBE para viajar en casi todos los medios de transporte, manejada por el estado, el cuál para entregarla, recaba información personal y es un sistema paralelo de identificación de personas.

- Salida a la luz del tan mentado "Proyecto X", parido en los despachos del Ministerio de Seguridad, a cargo de Nilda Garré (la conocida ex- guerrillera Montonera y ex-Ministro de Defensa), que dió a los servicios de inteligencia de la Gendarmería Nacional luz verde para investigar y recolectar todo tipo de información personal pública y privada, de cualquier habitante en Argentina, y así iniciar la generación de una Base de Datos personales al margen de cualquier control judicial o legislativo.

De seguir esto asi, en un futuro no demasiado lejano, se pueden suscitar situaciones como la que se expone en lo que sigue:

CON SU TARJETA SUBE Y EL "PROYECTO X" DE LA GENDARMERÍA NACIONAL DE LA MINISTRA GARRÉ, PRONTO ESTE DIÁLOGO SERÁ POSIBLE:

OPERADOR: Gracias por llamar a New Pizza Hut. ¿Puedo tener su Número de Tarjeta SUBE?

CLIENTE: Este... es que yo solo quiero encargar una pizza...

OPERADOR: Pero para eso yo debo tener su Número de Tarjeta SUBE.

CLIENTE: Bueno... mi número es... espere... 610 2049998 - 45 - 54610.

OPERADOR: Gracias, Sr Gutierrez. Veo que Usted vive en Juan de Garay 1236; su teléfono particular es el 4924 2366 , su oficina está en Salta 128 con el teléfono 4301 2267, su celular es 154 087 3256.

Y usted está llamando desde su casa.

CLIENTE: Es realmente cierto... pero ¿de dónde saca toda esa información?

OPERADOR: Es que estamos conectados a la instant.proyecto x.infonet

CLIENTE: ¿Y eso qué es?

OPERADOR: El Sistema Nacional de Seguridad. Esa conexión agrega tan sólo 15 segundos al tiempo de cada pedido. Bueno, ¿qué pizza quiere?

CLIENTE: Quisiera dos de sus 'pizzas completas'.

OPERADOR: No creo que sea una buena idea, señor...

CLIENTE: ¿Cómo? ¿Qué dice?

OPERADOR: Señor, sus informes médicos y otros sensores nos indican que Usted es hipertenso, y lo que es más, su colesterol y triglicéridos ya duplican los valores aceptables.

El Seguro Nacional de Salud no nos autoriza a venderle algo que constituye para usted una elección muy peligrosa.

CLIENTE: Pero... ¿y qué me recomienda?

OPERADOR: Lo ideal para Usted sería nuestra pizza de soja. Le aseguro que le encantará.

CLIENTE: ¿Y por qué se imagina que eso puede llegar a gustarme?

OPERADOR: Es que vemos en pantalla que la semana pasada Usted consultó en una biblioteca pública el libro: 'Porotos de soja para el gourmet'. Por eso le sugerí la pizza de soja.

CLIENTE: Bueno, en fin..... Mándeme dos, de tamaño familiar.

OPERADOR: Perfecto. Eso será suficiente para Usted, para su esposa y sus dos hijos. Y las sobras servirán para alimentar a sus dos perros... El total es $ 69.99

CLIENTE: Bien, tome el número de mi tarjeta de crédito...

OPERADOR: Lo siento, señor. Deberá pagar en efectivo. Vemos que su crédito en la tarjeta VISA está totalmente excedido.

CLIENTE: No se preocupe, cuando llegue la pizza ya habré regresado del cajero automático del banco de la esquina para sacar el efectivo.

OPERADOR: No creo que sea posible, señor.

No podrá sacarlo pues también ya excedió el límite del efectivo disponible.

CLIENTE: Venga igual. Mi esposa me confirma que tiene el efectivo necesario en casa. Y tenemos hambre, ¿cuánto demorarán?

OPERADOR: Estamos un tanto demorados, unos 55 minutos aproximadamente.

Veo que está cerca, si usted quiere puede retirarlas personalmente, aunque ignoro si tiene ganas de cargar pizzas en una moto.

CLIENTE: ¿Y cómo sabe que no iré en auto?

OPERADOR: Me aparece que, dado que usted se demoró en el pago de las cuotas, su automóvil fue incautado por el vendedor hace dos meses.

En cambio su moto ya está pagada y usted llenó el tanque ayer por la tarde.

CLIENTE: Pero, ¿por qué no se van al mismísimo infierno, terminan de calentar allí las pizzas y de paso saludan al diablo de mi parte?

OPERADOR: Yo le aconsejo, señor, que modere su lenguaje. Veo que fue denunciado por un policía de tránsito hace 14 meses por insultarlo y.... ..... ah, sí... veo que un juez lo condenó a pasar tres meses en prisión por igual delito... Y salió hace dos semanas... ¿Son estas las primeras pizzas que encarga desde que salió en libertad?

CLIENTE: .... (sin habla).

OPERADOR: ¿Algo más, señor?

CLIENTE: Sí. Tengo un cupón de una oferta que dan ustedes de una Coca Cola de 2 litros con cualquier orden.

OPERADOR: Lo siento, pero nuestro aviso, al final, en letra pequeña, incluía una cláusula que indica que estamos inhibidos de ofrecerle gaseosas a diabéticos, tal como la Constitución vigente lo indica. Y usted aparece en un reciente chequeo con un principio de diabetes.

CLIENTE: .... Pues mire, cancele mi orden y usted de paso, métase las dos pizzas en el. . . .

OPERADOR: Qué pena no poder complacerle, pero yo soy un robot-ordenador y carezco de ese orificio.

Tenga un buen día y gracias por llamar a New Pizza Hut.

Repsol: Trompa Apestada

Muchos pensaron que no se iba a atrever... pero Cristina se atrevió a expropiarle las acciones a Repsol. Hubo varias razones que la impulsaron a tomar la medida más drástica, pero también pudo haber cambiado la historia dejando el tema stand by. En cierta forma, la Cumbre de Cartagena fue el detonante porque precipitó su decisión final. Pero la realidad es que Cristina fue a buscar leña y volvió trasquilada. Cuando Obama pidió una reunión bilateral con la presidente argentina aprovechando la Cumbre no fue para hablar de bueyes perdidos ni nada que se le parezca. Era "vox populi" que la política de intervenir el comercio con varios países para frenar las importaciones iba a traer complicaciones. El tema de YPF/Repsol también estaba en la agenda de Obama, a pedido del gobierno español, porque pensaron que una advertencia de Obama podría tener más efecto que las reuniones entre empresarios españoles y funcionarios argentinos, que se parecían bastante a una conversación entre sordos. Después de la reunión y de la información que brindó la delegación argentina en Cartagena con el acostumbrado: "aquí no pasa nada, solo se trata de una entrevista para reforzar las relaciones entre ambos países", Cristina especuló con un cambio de planes: buscó una salida más sutil que una expropiación y pensó en abrir paulatinamente las importaciones para algunos productos. A pesar de tener armada una estrategia final, quiso demostrar que había entendido el mensaje. Acudió a las reuniones de La Cumbre y confió en que perdiendo un poco de protagonismo con el caso Repsol, podía obtener una declaración conjunta de todos los países acerca del tema Malvinas, regresando a la Argentina con la certeza de que iba a poner a Gran Bretaña contra la pared, con la abstención de Canadá y EE.UU., pero con la masiva adhesión del resto de los países que participaron del cónclave. El tiro le salió por la culata, porque la fallida declaración final de la Cumbre no incluyó el reclamo argentino por Malvinas. Fue el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien reveló a la prensa que su colega argentina, le reprochó ayer: “¡Te olvidaste de Malvinas!”. Así, la mandataria aludió a que el colombiano no había mencionado el tema en el discurso inaugural que dio ayer como anfitrión. Tampoco Santos explicó por qué no aludió a Malvinas en su discurso, pero se detuvo a contar la frase del reproche. Relató que Cristina le dijo “que tenía que volver pronto por problemas en la Argentina”, que se habían despedido “con cariño” y que no veía que se hubiera retirado “por un motivo en particular”. La Cumbre de las Américas terminó sin acuerdos y sin declaración final. La delegación argentina no logró un apoyo unánime al reclamo por Malvinas. En la delegación argentina ya circulaba desde anoche la información de que la Presidenta regresaría por la mañana, tras posar para la "foto de familia" de la Cumbre junto a los demás mandatarios. Aunque nadie supo explicar por qué, al parecer Cristina quería “estar a las seis de la tarde en Buenos Aires”, evidenciando estar molesta y encolerizada. No podía ocultar lo que ya seguramente pasaba por su cabeza: "¡Van a saber quién soy...!". Es difícil sopesar en la decisión final de Cristina qué porcentaje se le puede adjudicar al interés publico nacional y a la prioridad de lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos, dado que pasarán años (5 ó 6) hasta que se logre esa posibilidad, mientras tanto habrá una sangría monumental para abastecerse a través de la importación, que obligará a desembolsos millonarios que todavía nadie sabe muy bien de dónde van a salir (se sospecha que de los fondos jubilatorios y de las reservas del Banco Central) De lo que sí se puede estar seguro, es que la medida logró cambiar el eje de la escena pública en que se desenvuelve el gobierno en las últimas semanas agobiado por las investigaciones que ponen en jaque al vicepresidente y al inminente resultado de la responsabilidad de la tragedia de Once, donde una parte de la carga de la prueba recaerá, sin duda, en funcionarios del gobierno nacional. El tema Repsol/YPF, le dará un poco más de aire, aunque, nunca se sabe... qué tipo de artillería España puede poner en marcha para precipitar sus amenazantes represalias contra nuestro país. Como un comienzo de las reacciones internacionales ante la medida tomada por el gobierno argentino, Hillary Clinton, certificó que Argentina deberá "justificar" la expropiación de YPF. "Las decisiones deben tener su justificación y debe convivirse dentro de esos patrones", aseguró la secretaria de Estado norteamericana, durante una visita a Brasil. Con su decisión, el gobierno de Cristina Kirchner "quiebra el acuerdo verbal al que se llegó en Buenos Aires el 28 de febrero" pasado cuando el ministro de Industria hizo un viaje relámpago para interceder en nombre de Repsol ante los crecientes rumores de estatización de YPF. Estamos en el baile y hay que bailar: ¡YPF vuelve al Estado Nacional...! Lástima que el proceso se desarrolló de la peor manera, fuera de ámbitos diplomáticos y de posiciones moderadas y serenas. Y todo esto sucede en un momento dramático para España que atraviesa una crisis sin precedentes. Es la escena que nos viene a la memoria del cazador que le tira de la cola al león herido para comprobar si estaba muerto.

Patoteros

Con un estilo patotero entre 80 y 100 personas ocuparon el edificio de YPF de Puerto Madero, para apoyar la entrada de Julio De Vido y Axel Kicillof (interventor y subinterventor), quienes con un Decreto de Necesidad y Urgencia llegaron a asumir la intervención. Como apoyo a la ocupación suspendieron todas las intranets, los teléfonos y las redes de internet externas. La presidente Cristina Fernández decidió enviar un proyecto de ley al Congreso para expropiar el 51% del patrimonio de YPF correspondiente a la española Repsol, quien actualmente controla la mayoría del paquete accionario junto al grupo empresario argentino de la familia Eskenazi que controla el 25% de las acciones (sin haber puesto un solo peso propio, porque increiblemente la había comprado con las propias ganancias de YPF). Enrique Esquenazi es la cabeza de un grupo constructor y financiero de estrechos lazos con Néstor Kirchner desde los tiempos en que éste era gobernador de Santa Cruz. Aparentemente, junto a Aerolineas Argentinas, esta empresa pasaría a ser controlada por "La Cámpora".

¿Qué importancia empresarial y financiera tiene en Argentina la familia Bulgheroni?.

Comenzaron su negocio con el suministro de las juntas de unión y fijación que tienen el nombre de "bridas" en el empalme para las tuberías de conducción de petróleo en YPF. Y también curiosamente estuvieron metidos en el gran plan de conducir petróleo desde Turkmenistán en el norte asiático hasta Pakistán en el Índico, pasando por Afghanistán.
Un negocio fabuloso de no haber resistido los talibanes toda la presión guerrera del mundo entero. Con el patillas Menem hizo los grandes negocios y ahí comenzó su escalada imparable.
Ahora tienen con Cristina a un hombre de su confianza, Julio de Vido, anunciado ayer como interventor de YPF, quien fuera el que preparó la expulsión de Repsol fuera de YPF de la que antes Bulgheroni fue un accionista privilegiado. Vendió el 60% de su empresa originaria Bridas a la estadounidense Amoco que resulta ser propiedad de la British Petroleum o BP (Gran Bretaña siempre) de la que se hizo socio de negocios para operar conjuntamente.y cuenta con acuerdos con la china CNOOC.
Repsol vendió anteriormente el 25 % de YPF a los Eskenazi, (testaferro banquero de los K, razón por la cual su 25% de acciones no son tocadas) y éstos estaban dispuestos a aliarse con Bulgheroni en el caso porque para explotar los yacimientos de Vaca Muerta en Neuquén se precisaba la enorme cantidad de 25 mil millones de dólares que los podía aportar la sociedad china aliada a Bulgheroni.
El descubrimiento de Repsol fue su sentencia condenatoria porque el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, era íntimo de Carlos Bulgheroni, y tenía línea directa con la Casa Rosada siendo uno de los que han diseñado el acoso para debilitar a YPF y quedarse con ella, expropiándola en el día de ayer. La realidad es que el gobierno decidió expropiar YPF por un solo motivo: La caja.
La suerte está echada y los Kirchner se van a enriquecer de manera exponencial. Y con ellos sus amigos y compañeros de viaje.
El pueblo argentino quedará tan despojado o más que ahora, y sus futuros jubilados por debajo de la línea de pobreza

Repsol-YPF, el testaferro de la British Petroleum

Repsol YPF y BP (British Petroleum) han creado una sociedad conjunta dedicada a los servicios de repostaje en tierra de aviones. BP tiene el 60 por ciento de las acciones de Panamerican Energy, a quien se adjudicó sin licitación alguna, en 2007, por 40 años el yacimiento de Cerro Dragón que se extiende en su mayor parte en la provincia de Chubut y en una porción menor en Santa Cruz a una ridícula regalía del 12 por ciento. Por la extensión del plazo ha sido en la práctica una concesión a perpetuidad o hasta el agotamiento.
Como se privatizó?
La ex ministra de economía Felisa Miceli había nombrado al Dr. Alfredo Mac Laughlin como Secretario de Finanzas Públicas.
El Dr. Mac Laughlin tiene importante experiencia en la materia por cuanto desde marzo 1991 fue consultor de la Secretaría de Finanzas cuando el Ministerio de Economía estaba a cargo de Domingo Felipe Cavallo, único argentino miembro de la poderosa Trilateral Comisión, poderosísimo y exclusivo club de poder del Nuevo Orden Mundial fundada por David Rockefeller. Es así que tuvo intensa participación en el proceso privatizador promovido por Menem y Cavallo como parte de las imposiciones de Gran Bretaña y Estados Unidos sobre nuestro país tras la firma de los inicuos Tratados de Madrid y Londres de Febrero y Diciembre 1990, respectivamente, cuando Cavallo era Canciller, y que conforman verdaderas actas de rendición de la Argentina ante el Imperio anglo-norteamericano tras la derrota en Malvinas. Aquéllas nefastas privatizaciones en las que colaboró estrechamente Mac Laughlin, incluyeron a empresas de electricidad y energía como Agua y Energía, Gas del Estado y – notablemente – YPF en 1993. Fue precisamente en 1993 cuando el entonces gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner apoya apasionadamente la iniciativa menemista de privatizar a YPF (a favor de Repsol, rastrera fachada española de la muy británica y real BP British Petroleum), a cambio de una jugosa indemnización por “regalías mal liquidadas” de la ex-YPF estatal por 654 millones de dólares, que le terminó pagando el Estado Nacional a la Provincia de Santa Cruz. Y fueron Cavallo y Mac Laughlin quienes luego aconsejaron al inexperto gobernador Kirchner sobre cómo mejor invertir esos dineros públicos: Cavallo le sugirió invertir en la recién creada petrolera Repsol-YPF (cosa que Kirchner hizo adquiriendo 290 millones de dólares en acciones de Repsol a u$s 19 la acción, vendiéndolas casi seis años después a u$s 44,78 las acción!!); mientras que Mac Laughlin, “supo salvarle las papas a Kirchner cuando le sugirió que resguardara los ahorros de Santa Cruz en un banco suizo. MacLaughlin hizo pesar aquel consejo cuando (en 2003) lo invitó al aniversario de la Bolsa, el primer acto empresario al que asistió como Presidente” (Ver “Clarín”, 07-Sept-03, artículo “Los amigos empresarios de Kirchner”). Efectivamente, una parte importante (u$s 489 millones) de aquellos fondos hoy se encuentran depositados en el banco Credit Suisse en Suiza, en el área de Banca Privada (Private Banking): extraño destino el “área de banca privada” para estos fondos públicos que fueran vistos por última vez en el país hace ya casi 20 años, por allá por 1993…

lunes, 16 de abril de 2012

Moyano: Otra muerte dudosa cerca

Hace pocos días nos consternó la noticia de una madre que mató a su hijito de 6 años para vengarse del padre. La mujer es Adriana Cruz, ex esposa de Carlos Vázquez; pero saben en realidad quién es Carlos Vázquez?

Es el papá del nene de 6 años asesinado en un lujoso country de la Prov. Bs. Aires.
Lo que no se ha contado hasta ahora es que Vázquez amasó una considerable fortuna apretando gente a través de la AFIP. Llegó a ser el cajero de Echegaray.
Le descubrieron a Massalin Particulares que exportaba tabaco a granel haciéndolo pasar por tabaco seleccionado.
Le pidieron fortunas para hacer la vista gorda y hasta le ofrecieron estampillas para atados de cigarrillos truchas.
La embajadora yanky se quejó a Cristina y por eso le dieron una patada en el trasero, aseguró una altísima fuente de la AFIP.
Tan relevante es el informante, que su nombre sonó fuerte cuando tambaleó Echegaray y se buscaba un sucesor para el cargo. Cristina no lo quería ver (a Vázquez) en el Estado por ese quilombo, y Scioli se lo llevó a La Plata junto con otro que manejaba la delegación ex SIDE: Silvano Garinelli, el jefe formal de la delegacion de espionaje platense (...) En medio de semejante trama, la muerte del pequeño de 6 años parece haber quedado desdibujada.
Los funcionarios del Ejecutivo nacional, intentan en estas horas que no se conozcan los detalles de la vida de Vázquez.
Es tal la preocupación oficial, que en las últimas horas Cristina Kirchner empezó a consultar con algunos de sus (pocos) funcionarios de confianza la posibilidad de "renunciar" a Héctor "Chango" Icazuriaga y a Francisco Paco Larcher, los 2 funcionarios más importantes de la Secretaría de Inteligencia del Estado.
Según se comenta en los pasillos de Casa de Gobierno uno u otro van a dejar su cargo por el "affaire Vázquez". Como puede verse, una historia de película...
La situación marital entre Vázquez y Adriana Cruz viene complicada desde el año pasado cuando el hombre le pidió el divorcio a su mujer.

Adriana Cruz imputada por el crimen del hijo de 6 años y vista del country
En ese momento el hombre le envió a su abogado para hacer la correspondiente separación de bienes, pero sólo aquellos que tenían en "blanco".
Esto hizo encolerizar a Cruz quien rechazó el acuerdo ya que se supone conocía la circulación de dinero en negro que pasaba por las manos del contador, su esposo.
Adriana Cruz había amenazado a su marido en varias oportunidades con sus hijos, si no le daba lo que pedía.
El asesinato del pequeño de seis años en el country en Buenos Aires no es un hecho que pueda ser considerado aislado en el contexto político de Argentina, porque su madre, Adriana Cruz, una brasileña casada con Carlos Vázquez, CEO (chief executive officer) de Covelia, la empresa de recolección de basura que se le atribuye a los Moyano, está señalada como autora del crimen de su hijo por ahogamiento en el jacuzzi de su propia casa. La tremenda situación marital hizo que la estabilidad emocional de Cruz se fuera deteriorando hasta caer internada en dos oportunidades por razones psiquiátricas, por esos los hijos del matrimonio estaban al cuidado de la abuela (madre de Cruz que se vino desde Brasil) y una mucama, quien fue la que encontró al niño muerto. Adriana Cruz había amenazado a su marido en varias oportunidades con sus hijos, si no le daba lo que pedía. En la familia Moyano conocían a esta mujer también. Vázquez es un hombre con mucho poder, el año pasado había sacado a nombre de la compañía un Mercedes Benz 600, cuyo valor oscila en los 130.000 dólares, pese a las restricciones que existen en Argentina.
Finalmente, esta mañana Adriana murió luego de un nuevo intento de suicidio. La mujer había intentado ahorcarse en el baño de la celda que ocupaba en la unidad penal 45 del Servicio Penitenciario Bonaerense. Una de las personas que la custodiaba la encontró todavía con vida e hizo que la trasladaran, pero el daño cerebral ya era irreversible. Llegó agonizando al hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, donde perdió la vida horas más tarde. El director del hospital donde fue atendida, Egidio Melia, manifestó a la prensa que la madre del pequeño de seis años "llegó en estado muy grave con signos de ahorcamiento".
La pregunta es: quien le faclitó en la cárcel la tarea de suicidarse?.
Otra muerte dudosa que salpica a los Moyano? Abel Beiroz, ex tesorero del gremio de Camioneros, Patricia Villares, nuera de Moyano, y ahora Adriana Cruz?