Pocas veces una película ha dado tanta información como JFK, obra de Oliver Stone. A partir de los libros de Jim Garrison (Tras la pista de los asesinos) y Jim Marrs (Crossfire: The plot that kiIled Kennedy), y según las investigaciones personales del propio realizador, Stone ha logrado una película que ha conmovido a la opinión mundial de tal manera hasta conseguir la reapertura de los archivos de la CIA y del "dossier" del FBI sobre el caso. Stone ha logrado lo que los hasta ahora más de seiscientos ensayos escritos sobre el tema parecían no haber conseguido, es decir: mover a la opinión pública a presionar de tal manera al Estado Norteamericano hasta obligarle a reconsiderar su postura polemizando la visión del pasado; con JFK, Oliver Stone ha utilizado el cine para rescribir la Historia.
Tomas Buchanan publicó, poco después del asesinato del Presidente, su libro ¿Quién mató a Kennedy? (existe traducción castellana en Seix Barral, 1964), donde ya apuntaba la idea de la conspiración; la obra se convirtió rápidamente en un best-seller, donde se atacaba la teoría del asesino solitario y se apuntaba a un oscuro complot dentro del propio país; según Buchanan, un multimillonario de Texas fue el responsable del crimen de Elm Street, y no los comunistas soviéticos, chinos o cubanos Poco a poco, la teoría de la conspiración fue ganando credibilidad en los Estados Unidos, y si en el año 1963 las encuestas de Gallup mostraban que un 29% creía la teoría del asesino solitario contra un 52% que veía un complot, en 1976, en plena crisis del Watergate, los tantos por ciento habían variado a un 11 % para los primeros y un 81 % para los segundos; después de la película de Stone, la proporción seguramente se ha incrementado aún más.
También el cine ha tratado en más de una ocasión este tema. En 1973, David Miller filmó Acción Ejecutiva (Executive Action), donde ya se apuntaba la idea de una conspiración derechista, en la que Lee Oswald era un cabeza de turco, y los asesinos, tres sicarios de un grupo de magnates del acero y el petróleo, interesados en acabar con la trayectoria política de John Fitzgerald Kennedy; el guión corrió a cargo de Dalton Trumbo, víctima de la "caza de brujas", según la interpretación que en 1967 Joshia Thompson había hecho de la película Zapruder; Mark Lane -uno de los principales defensores de la teoría de la conspiración y también asesor de JFK -colaboró activamente en la película.
Jim Garrison, fiscal de Nueva Orleans en la época del asesinato en su libro Tras la pista de los asesinos denuncia un complot en el que la CIA, el FBI, elementos anticastristas, de la policía de Dallas y otros del Estado Norteamericano intervinieron en el asesinato del Presidente. Jim Garrison profundiza en la suposición de que Lee Oswald fue un mero chivo expiatorio, y destruye sistemáticamente las teorías del informe Warren; dando nombres más allá de las abstracciones, Garrison sirve una alternativa válida a la explicación oficial, ofreciendo respuesta a distintos interrogantes y descubriendo falsedades y encubrimientos; atacada desde el establishment, ha visto ahora en el film de Stone una importantísima arma para imponer su voz.
Para Stone, del asesinato del presidente sólo está claro el "cuándo". Y como explica el personaje del Coronel X (Donald Sutherland en el film), "el cómo y el quién son detalles insignificantes que impiden que el público estadounidense se centre en la pregunta principal, el por qué". " ¿Quién se beneficia de la muerte de Kennedy? y más aún: ¿quién era lo bastante poderoso como para llevar a cabo un encubrimiento a alto nivel?"
I. ¿QUIÉN...?
Los principales personajes de la historia son Jim Garrison y los cinco hombres relacionados con el asesinato (Lee Oswald, Jack Ruby, Guy Bannister, David Ferrie y Clay Shaw)
El protagonista es, indudablemente, Jim Garrison. Garrison (Kevin Costner en la pantalla), que Oliver Stone abstrae del carácter real para convertirlo en un símbolo, la imagen del americano íntegro luchando solo contra el poder. Según el realizador, "a pesar de todas las críticas sobre el personaje de Jim -y hay muchas, y muchas de ellas son válidas- creo que Jim es un verdadero abogado y un buen hombre, y emprendió algo que muy pocas personas hubieran emprendido. En franca desventaja, luchó contra el Gobierno, luchó contra muchos miembros de la prensa. Viene a la mente James Stewart, o Gary Cooper…”1
Y prosigue: " Garrison siempre sostuvo que el motivo del asesinato de Kennedy fue que éste se oponía a la política de la Guerra Fría. Y llegó a convencer al jurado -Garrison fue la única persona que llevó a juicio a un sospechoso de participar en el complot (...), Clay Shaw -, que fueron más de tres los disparos efectuados, y probó que Oswald no era un loco comunista sino que tenía contactos y que era en realidad un agente doble", En otras palabras: para Stone, más allá del personaje real, Garrison es el símbolo de la Norteamérica que lucha por la verdad, el mito del francotirador solitario dispuesto a desenmascarar la corrupción y llevar las aguas a su verdadero cauce
Jim Garrison fue continuamente acusado de narcisismo y métodos sucios, algo que él tiene necesidad de desmentir continuamente en su libro de una manera obsesiva. Pero consiguió probar muchísimos errores de la Comisión Warren (el hecho de que Lee Oswald no actuó solo, la estupidez de la teoría de "la bala mágica" o las múltiples y sospechosas irregularidades del "caso JFK"
LOS ACUSADORES
Este es el lugar que encabeza Jim Garrison y su oficina de Nueva Orleans; aquí se incluyen también los distintos testigos del caso, y todos los que ayudaron a Garrison a elaborar su teoría.
El primero - en orden cronológico- es el senador Russell Long, tanto en el libro como en la película. Garrison le define como "uno de los más inteligentes miembros del Senado de los Estados Unidos" y resulta el auténtico detonante de la investigación. Él será el primero en afirmar que "los señores de la Comisión Warren están mortalmente equivocados (...). Nadie en el mundo puede creer que un hombre solo haya disparado de esa manera a John Kennedy". Según da a entender Garrison, este será su despertar
A Long le seguirá Jack Martin, colaborador de Guy Bannister. A través de un incidente que Stone filma tal como explica Garrison -la agresión que recibió Martín en la noche del asesinato del Presidente-, está íntimamente ligado a Guy Bannister, del que descubrirá algunos secretos, desvela las conexiones de Bannister con el proyecto de la invasión de Cuba, sus relaciones con la CIA, la clausura de los campos de entrenamiento por parte de Kennedy, y nombra a Clay Bertrand.
Y entre los testigos, Oliver Stone mantiene a Julia Ann Mercer, que le permitirá arremeter contra las irregularidades y falsificaciones de la Comisión Warren y del FBI, siguiendo al pie de la letra los mismos argumentos que Garrison publica en su libro
Los principales testigos de Jim Garrison fueron Vernon Bundy y Perry Russo; mientras el segundo aparece tangencialmente como personaje en JFK durante el transcurso del juicio, el primero interpreta al iracundo dueño de un bar al inicio del film. Stone se concentra principalmente en Willy O' Keefe, en el que resume al testigo-tipo que se presta a declarar: es un joven homosexual que se vende a Clay Shaw a cambio de dinero; derechista y malhablado, cumple condena en prisión por cargos de prostitución. Stone reconoce la invención del personaje, pero "el testimonio procesal de O'Keefe pertenecía en realidad a un agente de seguros llamado Perry Russo, quien testificó que había asistido a una fiesta en la que Shaw, Ferrie y Oswald discutieron el futuro asesinato. Introduje también elementos de dos individuos de Nueva Orleans -Raymond Broshears y David Logan- a fin de explorar más a fondo las conexiones Ferrie-Shaw-CIA en Nueva Orleans en 1963.
En el film, O'Keefe declarará que Shaw cojeaba (Vernon Bundy), las reuniones clandestinas anticastristas (Perry Russo) y se mostrará como un derechista radical ("la gente debe saber por qué le mataron -a Kennedy-. ¡Porque era un comunista!").
La otra cara de la moneda de Willy O'Keefe es Mr .X, un personaje simétrico, basado principalmente en el testimonio de Mr. Richard Case Nagell y en las investigaciones de L. Fletcher Prouty. En 1988, Stone se entrevistó con Fletcher, cuyo libro The Secret Team: The CIA and its allies in Control of the United States and the World, saca a relucir las tácticas internas del Gobierno. Jefe de Operaciones Especiales en el Estado Mayor Conjunto durante la Administración Kennedy, Mr .Fletcher es la base del coronel X, al que también se incorporan datos descubiertos por el historiador John Newman, autor de JFK and Vietnam: Deception, Intrigue and the Struggle for Power; además, se han encontrado decisivos paralelismos del personaje con el coronel Edward Lansdale, especialista de la CIA que organizó la "guerra secreta" en Vietnam en 1954, y Victor Krulak, responsable en 1963 de Operaciones Encubiertas para el Estado Mayor Conjunto
El coronel X es el informador que viene de las altas esferas, la garantía de que la conspiración existió ; él será el que afirme al unísono con Stone y Garrison que lo importante no es el cómo ni el quién, sino el por qué. Él expone la teoría del golpe de Estado, acusa a Lyndon Johnson, recuerda la importancia económica del aparato militar y lo relaciona con la política de Kennedy respecto a la retirada de Cuba y el Vietnam
Stone filma desde el escenario del crimen, reconstruye la escena, comprueba la imposibilidad de que Oswald disparara tantas veces en tan poco tiempo, escenifica una autopsia lúgubre y caótica, se sumerge en el infierno del asesinato de Lee Oswald, visualiza la muerte de Ferrie, y explica con cuerpos la teoría de la bala mágica. Evidencia con flash-backs las mentiras de Shaw y Dean Andrews, y juega con la imagen para afirmar aquello que las palabras subrayan.
Pero también entre los acusadores, Stone sitúa al pueblo.
LOS ACUSADOS
Los acusados se multiplican: JFK acusa a Guy Banister, Clay Shaw, David Ferrie y Jack Ruby de conspiración, considera a Lee Harvey Oswald poco menos que una víctima, ataca a la Comisión Warren, a Lyndon Johnson y a Edgar J. Hoover como encubridores o colaboradores, al FBI y a la CIA, a la Policía de Dallas y a grupos anticastristas; a Dean Andrews y a la prensa
Guy Banister es el primero en aparecer. Stone lo retrata como un hombre violento, propenso a las borracheras y de extrema derecha, relacionado con el FBI- y del que su despacho sería poco menos que una delegación semiclandestina; una vez más, su perfil está muy próximo al que se nos describe en el libro de Garrison. Para JFK es el intermediario, el contacto entre Shaw y Ferrie -y Oswald- , y de los grupos anticastristas con las organizaciones para-gubernamentales. Stone visualiza con contundencia el relato de Martin sobre las operaciones clandestinas que ahí se llevaron a cabo y, de hecho, su agresión a Martin es uno de los aspectos que enhiebran la historia. En el film se le define como fascista y fuertemente implicado en el marco de las operaciones anticastristas, dependiente de Clay Shaw
David Ferrie conecta con la CIA; anticomunista, se nos explica que mandaba una unidad en Nueva Orleans de la Patrulla Aérea Civil, a la que se incorporó Oswald. Se le introduce en el ambiente del despacho de Banister como un capataz, pero siempre por debajo del amo-Shaw.
Stone da a Ferrie grandes líneas de diálogo. Él expondrá la teoría del fuego cruzado triangular que acabó con Kennedy, y recoge su testimonio según la fuente de Lou Ivon, uno de los ayudantes de Garrison. Antes de morir, afirma tener miedo de todo el mundo, "de la CIA, de la Mafia, de las fuerzas urbanas". Y se pregunta: “¿Quién mueve los hilos? ¿Quién lo sabe?”; para concluir con la oscura sentencia de que todo "es un misterio envuelto en un acertijo dentro de un enigma". Pero a pesar de ser uno de sus acusados-acusadores estrella, Stone debe reconocer que “no estarnos muy seguros de si decía la verdad".
Jack Ruby fue quien dijo "si Adlai Stevenson hubiese sido vicepresidente, no se habría producido el asesinato del presidente. La respuesta la tiene el hombre que ahora ocupa la presidencia (refiriéndose a Lyndon Johnson)". Relacionado con el FBI y la CIA desde 1959, y según Stone también con la Mafia. Se le pone en el escenario del crimen según testigos presenciales, y vuelve a aparecer luego como brazo ejecutor de Lee Oswald. Se elimina la posibilidad de que matara a Oswald "para ahorrar sufrimientos a la esposa del presidente", y se le vincula al círculo de Ferrie y Shaw. Se recuerda que la testigo Mercer le había reconocido en una foto el día antes que asesinara a Oswald, por lo que sirve como prueba acusadora contra el FBI; una vedette (Beverly) declara haberle visto junto a Oswald.
Dean Andrews. Stone ilustra su encuentro con Clay Shaw mientras Andrews lo está negando. La escena del restaurante es exactamente tal como la cuenta Jim Garrison y -como en el libro- también después su protagonismo baja muchos enteros; como Ferrie, como Banister, es alguien a las órdenes de Clay Shaw
Y la estrella es Clay Shaw una de las cabezas visibles de la conspiración. Y aunque al final se deja claro que es cola de león, resulta el eslabón más alto al que Garrison pudo acusar; Utiliza el alias Clay Bertrand, y era el director del Centro Internacional de Comercio en Nueva Orleans, relacionado con la CIA (Richard Helms, ex- director de la Agencia, reconoció que Shaw había trabajado para ellos;según Garrison tenía una doble vida: por una parte, por sus actividades orgiásticas y homosexuales; por otra, por su conexión con grupos clandestinos ultraderechistas, anticastristas y a la CIA. Mintió en su declaración al negar cualquier asociación con Ferrie, antes de hacerse públicas las pruebas fotográficas que demuestran lo contrario.
Para Garrison, para Stone, Clay Shaw es la prueba y la excusa. Es la constatación de que la conspiración existió, y que vinculaba a gente importante y con nombre propio, más allá del misterioso general Y. Y que la CIA jugó un importante papel (de la misma manera que con Hosty se pretende conectar -de manera mucho más difusa- al FBI). Shaw se relaciona con el anticastrismo, la llamada a Dean Andrews, Guy Banister, y la plana mayor de Nueva Orleans. Y JFK lo "prueba" en imágenes.
Pero los verdaderos autores están más arriba, y son inalcanzables. Entre ellos, Stone acusa a la CIA, al FBI, a la Comisión Warren, a Lyndon Johnson y al misterioso general Y. El general Y es el superior directo del coronel X, y, por tanto, corresponsable de la desprotección que sufrió Kennedy en Dallas. Stone da una pista de su identidad a través de las iniciales "E. G.", que podrían llevar a Ealre Gilmore Wheeler, jefe del Estado Mayor del Ejército y asesor de Kennedy, a quien apoyó en el tratado con Kruschev de prohibición de pruebas atómicas. En la película es, sencillamente, alguien dentro del Pentágono que podía dar órdenes para dejar al Presidente sin su "guardia pretoriana"; alguien que podía estar en la cúpula de la conspiración. Es de los pocos "peces gordos" definidos, y junto con Lyndon Johnson, la cabeza más visible que aparece en la pantalla.
Jim Garrison acusó implícitamente a Lyndon Johnson. Para Stone es el traidor. Es el nuevo César que facilita su propio ascenso prometiendo a su "senado" que gobernará según sus intereses; es el hombre que revoca la resolución 263 con la 273, y quien, cuatro días después de la muerte del presidente, ordena enviar nuevas tropas a Vietnam. Es el que posibilita el asesinato, el que promete a las fuerzas conspiradoras lo que piden y el máximo dirigente visible del Pentágono; es el poder en la sombra, utilizando todas sus armas para reafirmarse en la cúspide. En la película firma un documento anunciando: “Señores, quiero que sepan que estoy comprometido con la guerra de Vietnam, y que no voy a retirar un solo soldado de Indochina hasta que nuestros enemigos se den cuenta de una vez por todas de que vamos en serio"; y afirma: "Mantenedme en la presidencia y os daré vuestra guerra". Es el anti-J.F.K. el gran encubridor y el gran traidor, una de las piezas-clave para que el "golpe de Estado" fuera ejecutado con total naturalidad, conectado con Allen Dulles y Edgar J. Hoover y dentro de todos los círculos del poder.
Allen Dulles fue el director de la CIA de 1953 a 1961, destituido por John F. Kennedy después del desastre de Bahía Cochinos. Miembro de la Comisión Warren fue, junto con el entonces congresista Gerald Ford, uno de los principales impulsores de la teoría de "la bala mágica". En la primera reunión de la Comisión, explicó los asesinatos de los presidentes norteamericanos, concluyendo que la mayoría habían sido cometidos por un único individuo. Dulles manejó las conexiones con la CIA durante la investigación, y aunque no aparece en JFK, Stone no duda en afirmar su profunda implicación con el magnicidio de Dallas.
Un caso parejo es el de Edgar J. Hoover , director del FBI y quien tampoco aparece en el film -pero sí su nombre. Conocedor de la relaciones del clan Kennedy con la Mafia, fue acusado por el congresista Hale Boggs -miembro de la Comisión Warren- por su labor de "desinformación", y es el máximo responsable de todas las irregularidades cometidas durante el proceso por el FBI. Respecto a citas verbales en JFK, Ernest Bascompte y Pere Vall afirman que "entre estas citas esporádicas se encuentran las referentes a (...) Edgar Hoover (...). Otra hace referencia a Nelson B. Hunt, hijo del magnate de extrema derecha H.L.Hunt, que inundó Dallas de panfletos anti-Kennedy el día de la llegada del presidente. Pero la (...) más importante es la que hace referencia a Robert McNamara, secretario de Defensa durante la administración Kennedy. En una reunión de cargos militares, entre los que aparentemente también se encuentra un magnate del acero, surge una frase: "Nos hemos de quitar a McNamara de encima". La frase refleja un momento crucial de la historia de los estados Unidos (...). McNamara, por orden directa de Kennedy, empezó a suspender en 1963 todos los contratos de armamento con la US Steel Corporation, la mayor compañía de industria básica del país. Conjuntamente con el titular de justicia, Robert Kennedy, McNamara descubrió una operación entre la US Steel, la Bethleem y seis compañías más para fijar un aumento del precio del acero. La situación originó una guerra total entre el Gobierno y los trusts que Kennedy parecía llevar ganada... hasta su muerte".
La Comisión Warren es la gran encubridora, la que -con ayuda de la prensa- inventará y difundirá la gran mentira, las teorías del asesino solitario y la bala mágica. A pesar de sus discrepancias internas, Stone no le da demasiado protagonismo en el film: se lo confiere tan sólo en la forma de los volúmenes que llevarán a Garrison a descubrir una sarta de mentiras, y capitaliza en la figura del juez Warren todas las culpas. Fue Lyndon Johnson quien le coaccionó a presidirla, y él mismo declaró inocente a Clay Shaw antes del juicio; tanto para Garrison como para Stone, lo importante es descubrir que -manipulada por algunos elementos de su interior: Allen Durres, Gerald Ford, David Belin y Arlen Specter- formuló una ficción para encubrir la realidad, silenciando las voces de John Sherman Cooper, Richard Russell y Hale Boggs- que no estaban de acuerdo con los resultados de la investigación. Para ellos, los 26 tomos no profundizan, silencian evidencias, y están redactados bajo el signo de una sospechosa ineficacia, absolutamente impropia de una comisión de esta importancia
Pero para JFK los verdaderos culpables no son individuos concretos, sino grandes instituciones. Entre los implicados: el FBI, la CIA, los grupos anticastristas, la policía de Dallas, la industria armamentística y elementos de la extrema derecha norteamericana; entre los encubridores: la prensa.
Veremos su comportamiento y justificación en los próximos capítulos, al analizar el "¿cómo?" y el "¿por qué?". Pero avancemos ya de entrada el elemento más concreto y personalizable, los grupos anticastristas. Los elementos anticastristas estaban molestos por la política Kennedy respecto a Cuba, la clausura de sus campos de entrenamiento, y el hecho de que el Gobierno les diera la espalda. Aparecen transitando en la oficina de Guy Banister, se les ve en acciones paramilitares, y están en las reuniones de Shaw, Ferrie, Oswald y O'Keefe. Según Stone, en JFK "dos cubanos anticastristas, personajes más o menos arreglados, aparecen en situaciones oscuras (...) como en el intrigante incidente en que, con Oswald a remolque, visitan a una mujer cubana, Silvia Odio, en Dallas poco antes del asesinato.
Mercenarios norteamericanos, figuras del crimen organizado, fanáticos derechistas y la CIA estuvieron todos muy implicados en conspiraciones para subvertir y destruir el régimen de Castro. Para ellos, J .F .K. era blando con el comunismo, y no ocultaban que le odiaban. Ferrie y Ruby andaban con este tipo de gente, así como Oswald, algo muy extraño dado la pública fachada promarxista de este último. Los dos cubanos, así como el ex-agente del FBI Guy Banister y su colaborador temporal Jack Martin ayudaron a mantener unidas estas relaciones".
LAS VÍCTIMAS
En JFK la principal víctima es la verdad, por la que Garrison luchará durante toda la película. Pero a un nivel menos abstracto, John Fitzgerald Kennedy, Lee Harvey Oswald y J .D .Tippit son las principales víctimas del complot de Dallas.
El asesinato de J.D. Tippit sigue sin aclarar .La hipótesis de Garrison y Stone, según testigos presenciales, es que fue asesinado por un par de hombres y no por Lee Oswald, tal como afirmaban la Comisión Warren y la unidad de homicidios de Dallas, y tal como el FBI se encargó de encubrir. Basándose en la simple reconstrucción temporal de los hechos, se prueba la imposibilidad física de que Lee Oswald estuviera presente durante el incidente, y se afirma por boca de los testigos que los autores del crimen no concuerdan en absoluto con la descripción de Lee Oswald. Además, se llega a especular que, como miembro de la policía de Dallas, J .D. Tippit supiera algo respecto al asesinato del presidente que hubiera que silenciar. Nuevamente, nos adentramos en el resbaladizo terreno de las hipótesis, que Stone y Garrison.
Pero el chivo expiatorio es Lee Harvey Oswald. Aquí Stone acribilla a base de datos e imágenes, para probar: a) que era un agente doble: y b) que él no asesinó al presidente. Para la primera cuestión repasa su biografía, su extraña deserción a Moscú, su regreso a los Estados Unidos, sus distintos trabajos y viajes, sus amistades, su relación con los movimientos castristas y anticastristas, y sus contactos con David Ferrie, Clay Shaw, Guy Banister y su propio asesino, Jack Ruby. El aparentemente inocente contacto con la oficina del FBI y Hosty resulta en sus manos la confirmación de su tarea de"informador", y el Comité Juego Limpio para Cuba resulta estar ubicado en el mismo edificio que las oficinas de Banister, calle Camp No.544. Según ellos, trabajaba para la Comunidad de Inteligencia, y eso explica sus viajes a la URSS, su conocimiento del ruso y toda su implicación en el asesinato del presidente.
Y, por otra parte, probar que no mató al presidente. Se explica que la prueba del nitrato certifica que Oswald no disparó ese día; que era un pésimo tirador; que no tenía tiempo material de ejecutar los tres disparos (y, a pesar de esto, que hubo más disparos); que primero no se encontraron huellas en el fusil Mannlicher-Carcano, presunta arma del crimen; y cómo apareció la misteriosa bala asesina en la camilla, como si todo estuviera apañado. Poco a poco, se va probando la imposibilidad que fuera Lee Oswald el asesino, asegurando con la película Zapruder que el disparo mortal no podía proceder de la posición que presuntamente ocupaba Oswald, y reconstruyendo la imposible versión oficial de la Comisión Warren. Por otra parte, la reconstrucción cronológica de su presunto comportamiento después del asesinato también se desploma por todas partes; quizá es en este apartado donde la película de Stone se muestra más efectiva a todos los niveles, apuntando que Lee Oswald no era el asesino solitario y que su muerte en manos de Jack Ruby no fue ningún accidente; que su detención e interrogatorio fueron harto sospechosos; y que su asesinato parecía poco menos que predestinado. Y aquí es donde las pruebas aportadas por Stone-Garrison son muy consistentes, con el consiguiente derrumbamiento de la versión de la Comisión Warren.
Pero la verdadera víctima fue J .F .Kennedy : apareciendo en imagen documental y con la perfecta reconstrucción de la comitiva presidencial en el momento del atentado, Kennedy es la pieza clave de todo el entramado, el asesinado, el "quién " que tuvo un "cómo" y un "por qué"; presentado como un demócrata pacifista que pretendía poner fin al rearme militar en el sudeste asiático, nosotros le dedicaremos nuestra atención al hablar de las causas que -según Stone- le llevaron a la muerte.
II. ¿CÓMO...?
¿Cómo se mató al presidente en un golpe de Estado que pasó desapercibido para (casi) todo el mundo? Ésta es, más o menos, la pregunta a la que pretende responder JFK. Y la respuesta es: mediante la acción coordinada y conjunta de las altas esferas; la fría planificación de antemano; el abandono de la "guardia pretoriana "; las múltiples irregularidades cometidas por la Comisión Warren y la policía y el cuerpo de Homicidios de Dallas; el encubrimiento llevado a cabo por la prensa, la CIA y el FBI; y el intento de enterrar un suceso tan desagradable por parte de la propia conciencia del pueblo norteamericano; de esta manera, la conspiración para matar a Kennedy quedó ignorada en (casi) todo el mundo.
Para Stone y Garrison, la CIA y el FBI jugaron un papel muy importante. David Ferrie había adiestrado a guerrilleros para la invasión de Bahía Cochinos en una operación de la CIA; y había sido la CIA la que había dejado al descubierto y sin protección al presidente en su fatídico paso por Elm Street; por otra parte, la modificación de la ruta presidencial y otras pistas que acusaban directamente a la Agencia fueron encubiertas por la Comisión Warren y el ex-director de la CIA, Allan Durres, máximo defensor de las teorías del asesino solitario y la bala mágica. Y Stone denuncia la vigilancia que la CIA puso sobre el fiscal Garrison: "existían cartas de servicio para desacreditar a Garrison. Se sabe que la CIA no dudó en utilizar los mass-media, que se libraron a distintas manipulaciones..." ; y se le acusa de falsificar asimismo pruebas y fotos contra Oswald; Clay Shaw trabajaba para la CIA; y otro de los máximos cargos contra la Agencia es sus implicaciones en política exterior y el mantenimiento de los archivos secretos sobre asuntos-clave a la hora de determinar la muerte del presidente.
También el FBI. El FBI no transmitió al Servicio Secreto ni a las autoridades un télex que recibió advirtiendo que se preparaba un asesinato contra el presidente durante el fin de semana en Dallas (mensaje que luego desapareció misteriosamente); la declaración de Julia Ann Mercer fue alterada por el FBI para que pareciera que ella no pudo identificar a Jack Ruby; se invirtieron dos imágenes de la filmación Zapruder para crear la ilusión de que el disparo contra la cabeza de Kennedy se había efectuado desde atrás; y también "conspiró" contra Garrison manipulándole conversaciones. Además, encubrió las pruebas que apuntaban a que Lee Oswald no había asesinado a J. D .Tippit y ocultó las extrañas actividades de la oficina de Banister. De esta manera, según Stone, se creaba una ficción de aparente normalidad.
Y la unidad de Homicidios de Dallas. Siguiendo lo que explica Garrison , Stone nos recuerda cómo perdió dos fusiles hallados en el Almacén de Textos Escolares de Dallas, cómo no comprobó e incluso negó el informe del ayudante del sheriff Roger Craig sobre los cuatro hombres -uno de ellos Oswald- en la camioneta Nash Rambler; cómo disimuló la prueba negativa del nitrato de Oswald; cómo ocultó pruebas en el asesinato de Tippit; y cómo permitió que Ruby matara a Oswald entre una nube de policías. Son deficiencias que Stone y Garrison interpretan como pruebas incontestables de una voluntad de encubrimiento y conspiración que señalan a la unidad de homicidios de Dallas montada al carro de los culpables.
Y continúa: la comitiva cambió su recorrido; el asesinato se efectuó según el fuego triangular cruzado que aventuró David Ferrie; había unos tiradores en el montículo, "los falsos vagabundos" a los que se dejó escapar, y fue de allí de donde salió el disparo frontal que acabó con la vida de Kennedy. La autopsia del cadáver también estuvo repleta de irregularidades; primero se impidió la autopsia civil en Dallas; luego fue dirigida por un alto mando militar y efectuada sin la precisión y precaución necesarias; no existe el borrador de la autopsia efectuada en el Hospital Naval de Bethesda; y, por último, el cerebro del presidente desapareció misteriosamente no pudiéndose estudiar, por lo tanto, la trayectoria de las balas.
Finalmente, el encubrimiento. La desinformación de la CIA, la acción deformante de la prensa, la eliminación de las preguntas, y el papel tranquilizador de la Comisión Warren, dispuesta a cargar toda la responsabilidad en la figura del asesino solitario, aunque esto implicara inventar la teoría de la bala mágica. Life se guardó la película Zapruder, y hasta la exigencia de Garrison, no la "estrenó"; Time descualificó igualmente al fiscal, y la NBC (parte de la RCA, relacionada con la maquinaria de guerra), hizo tres cuartos de lo mismo; Neewsweek, The New York Times y The New York Post también se sumaron al mismo carro de críticas.
La película no indaga el modus operandi de los ejecutores.
Los asesinos habían volado desde Marsella a la Ciudad de México. Ellos fueron llevados a la frontera con EE.UU. en Brownsville, Texas. Cruzaron la frontera con pasaportes italianos, y fueron recogidos en el lado americano por un representante de la mafia de Chicago, con quien conversaron en italiano. Después de ser conducidos a Dallas, se establecieron en una casa de seguridad a fin de no dejar ningún registro del hotel. Pasaron varios días fotografiando Dealey Plaza, y en la noche estudiaron las fotografías y organizaron un fuego cruzado.
En cuanto a la ubicación de los asesinos durante el asesinato, dos de los hombres habían sido situados en edificios detrás de la limusina del presidente, uno era alto y uno era bajo.
Es razonable suponer que los dos edificios en cuestión eran el Texas School Book Depository y el edificio Dal-Tex. Testigos vieron a los hombres en el sexto piso del almacén y en la planta baja del edificio Dal-Tex.
Uno de ellos, Lucien Sarti, miembro de la red de drogas corso, un asesino altamente calificado, había estado situado en el Grassy Knoll. Al parecer Sarti había querido ubicarse en el puente por encima de Elm Street, pero descubrió en la mañana del asesinato que el puente estaba vigilado, lo que le obligó a pasar a "la pequeña colina con la cerca de madera". Sarti tomó posición detrás de la valla y le disparó un tiro. Sartí se habría ubicado, con alguna clase de uniforme
Sarti había utilizado una bala expansiva. Sarti fue el único de los tres que utilizó ese tipo de bala. Se hizo evidente por qué había utilizado una bala explosiva: es más potente, causa más daño al cuerpo, y una vez que hace su impacto no hay huellas de él.
Hubo cuatro disparos:
El primer tiro fue disparado por la espalda y golpeó el presidente Kennedy en la parte posterior.
El segundo tiro también vino desde atrás, que impactó también al Gobernador Connally.
El tercer disparo provino de la parte delantera y golpeó el presidente Kennedy en la cabeza.
El cuarto disparo fue despedido de la parte trasera del automóvil y se perdió por completo. Es probable que éste es el fragmento de bala o proyectil que golpeó el bordillo de hormigón en el lado norte de la calle principal, cerca de la Triple Overpass, golpeando al espectador James Tague, ya sea con un fragmento de hormigón o un fragmento de la bala.
Dos de los disparos fueron hechos casi al mismo tiempo. Esta descripción de la secuencia de disparo es consistente con lo que la mayoría de los testigos en Dealey Plaza habían oído, la mayoría afirma que oia 3 o 4 tomas. El examen de la película de Zapruder también sugiere que los disparos fueron hechos por este orden.
En el momento de pánico que siguió al asesinato, los tres fueron capaces de escapar de Dealey Plaza y volver a la casa de seguridad. Y allí se quedaron unos diez días hasta que las cosas se calmaron lo suficiente, luego fueron trasladados en un avión privado desde Dallas a Montreal.
Las personas que los reunió en Montreal eran los contactos ya establecidos, que fueron utilizados para su traslado dentro y fuera del país. Por último, desde Montreal volvieron a Marsella.
Todo forma parte de una larga investigación llevada a cabo por el escritor Steve Rivele y que puede consultarse en el siguiente link:
Steve Rivele, investigando el programa de la CIA, localizó al narcotraficante Christian David como uno de dos francotiradores extranjeros, asesinos a sueldo, contratados bajo ese programa. David estaba preso en Kansas, esperando su extradición a Francia, relacionada con el asesinato del líder africano Ben-Barka.
Christian David en 1966
David le dijo a Rivele que Antoine Guerini, jefe de la Unión Corsa en Marsella, le había ofrecido un contrato para matar al presidente Kennedy en territorio estadounidense. David no aceptó, pero otro corso, Lucien Sartí, sí. David tenía un testigo, Michael Nicoli, quien vivía en EE.UU bajo el programa de protección a testigos. Rivele pudo hablar con Nicoli, quien confirmó lo dicho por David.
Antoine Guerini
David y Nicoli
En el libro de 1973, Contrabandista , escrito por Evert Clark y Horrock Nicholas, se corrobora mucho de la historia de Christian David investigada por Steve Rivele, y revela las identidades de los dos sicarios que trabajaban con Lucien Sarti, sus cómplices, asesinos del presidente Kennedy. Sus nombres eran Jean-Paul Angeletti y Francisco Chiappe "Francois". Varios hechos apuntan a ellos. Ver el siguiente enlace:
Sarti entonces cargaba con la pesada e incómoda fama de ser el asesino de JFK, el tirador profesional, -él se denominaba "pistolero", quien dispara el tercer y mortal balazo que entra por la frente de JFK para salir por la nuca, desprendiéndole la base del cráneo y masa encefálica-, http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/; asimismo, contaba con la protección especial de los organismos de inteligencia de ese país, EEUU, salvoconducto hasta la Argentina, empeñados en cerrar el caso con el informe de la comisión Warren, inculpando a Lee Oswald como único ejecutor del asesinato, negando la conspiración mafiosa, actuando tanto por mano propia, ante la decisión de los Kennedy de acabar con el crimen organizado, la mafia, -la única obra editorial de Robert Kennedy siendo Procurador General se titulaba justamente “El enemigo en casa”-, o por encargo de una potencia extraña, tal vez, insospechada, el Estado de Israel, en la mira de los Kennedy a partir del lanzamiento del plan nuclear sionista, pergeñado por Shimon Peres, en la década de los 60. Dentro de 10 años, en el 2019, se abrirán los archivos secretos sobre el magnicidio de JFK.
Sobre la conspiración sionista que asesina primero a JFK y luego a Robert Kennedy, tenemos para consultar y analizar la sorprendente obra de un investigador norteamericano, Salvador Astucia, pseudónimo de un hombre de negocios que decide ocultar su identidad para preservar su tranquilidad, su posición y su vida familiar, con un obra que conmociona del primer al último capítulo, titulada “Los señores del opio, Israel, el triángulo dorado y el asesinato de Kennedy”. Con un anexo fechado el 5 de julio de 1963, meses antes de su asesinato, carta de JFK dirigida al recién asumido Premier Israelí Levi Eshkol, en donde el mandatario norteamericano expresa su voluntad de monitorear el plan nuclear israelí con visitas periódicas a la planta de Dimona, a fin de que el mismo sea con fines pacíficos. No está de más informar que luego de las muertes de JFK y de Robert Kennedy, camino a la Casa Blanca, ganando las internas del Partido Demócrata, asesinado por un ignoto inmigrante palestino que hacía 3 meses vivía en USA, desocupado y marginado, Shirhan Bihara Sirham, nadie en Occidente osó investigar el plan nuclear israelí, bajo pena de muerte. Esto, hasta la fecha, se mantiene. A nivel de las diplomacias y de las opiniones de los líderes de las grandes potencias, es un tema tabú. Ni el mismísimo Hugo Chávez Frías, "adalid" de la lucha antimperialista, ha osado rozar el tema con el borde de su boina.
En la parte IIº de "Señores del opio", SA investiga "la conspiración"; en el capítulo 5, la Conexión Latino-Francesa, menciona por primera vez a Chiappe, junto con Jean Paul Angeletti y Lucien Sarti, como el trío de asesinos que envía la mafia corsa por contrato de la mafia judeo-americana, cumpliendo instrucciones del cerebro del magnicidio, el judío canadiense de Montreal, Louis Mortimer Bloomfield. El libro de SA, "Señores del opio" es de 2002. A la fecha, nadie había mencionado directamente a Chiappe como el tercer hombre que dispara contra JFK, se lo menciona como el hombre de color (sic), probable camouflage que no quedaba tan mal con sus famosos labios gruesos. Sabemos que la viuda de Francoise Chiappe, Margarita Naval, actualmente residente de La Falda, ha prometido escribir un libro sobre su marido, el cual, según ella, es un hombre inocente sobre el cual se ha tejido una malvada fábula, ajena a su pacífica vida.
La inquietante obra de Salvador Astucia puede consultarse en forma íntegra en la excelente página www.radioislam.org/jfk/astucia
La historia dice que Chiappe se enroló en la Legión Extranjera y estando en Argelia con el organismo militar formó parte de una organización terrorista de derecha la “Organisation Armée Secrète”, la OAS, que intentó asesinar al propio presidente francés Charles De Gaulle cuando éste le concedió la independencia a Argelia.
El caso de Bowars es muy significativo, porque él, sin saberlo, fue uno de los testigos más importantes del caso. Bowars era un ferroviario que trabajaba en la estación que hay justo detrás del montículo de hierba, desde donde decenas de testigos habían oído disparos, visto salir humo y haber olido a pólvora. Bowars declaró en la CW que unos treinta minutos antes del atentado vio llegar un vehículo, conducido por un solo hombre, en el que éste hablaba por radio.
En 1948 fue uno de los organizadores junto a Lucien Sarti y Joseph Ricord de la banda corsa "Piedra fuerte" que se dedicaba al contrabando de opio en el llamado “Triángulo del oro” (Birmania, Tailandia, Laos). Fue uno de los principales capomafias de Córcega en el tráfico de heroína, venta de armas, trata de blancas y “protección”.
En la década del 60 ingresó al mercado de la droga de los Estados Unidos y creó la French Connection, que enviaba heroína desde Francia a Latinoamérica.
En 1965 entró a Argentina con pasaporte falso. Sus negocios a partir de ese momento fueron además de la droga, el juego y la prostitución.
En 1968 fue detenido por el asalto a la sucursal Boedo del Banco Nación, desde donde se llevaron un botín de 68 millones de dólares.
Por este hecho fue detenido más tarde junto a Lucien Sarti; mientras Sarti era asesinado en un tiroteo de la policía en la ciudad de México, en 1972, Chiappe recuperó la libertad en 1973. Su mujer aseguró que fue por una amnistía firmada por el entonces presidente Héctor Cámpora
Otra versión asegura que se fugó de la cárcel junto a presos políticos.
Los registros oficiales sostienen que en 1976 fue extraditado a los Estados Unidos, juzgado y condenado a 20 años, de los cuales sólo cumplió 13.
Desde entonces, los archivos nada más dicen del enigmático personaje.
Pero apenas algunas sabían que vivía en La Falda, provincia de Córdoba, como un anónimo vecino de la ciudad serrana.
La salud de Chiappe no era la mejor desde hace algunos años y por eso estaba en un hogar de ancianos de Santa María de Punilla, una localidad cercana.
Allí murió. Sólo. Y llevándose miles de secretos con él.
Roderick A. MacKenzie III, autor de un libro de autobiográfico llamado The Men That Don't Fit In: The Factual History of a Rogues Life from 1934 to 1967, afirmó que fue asociado con la mafia de Chicago y el Comando de Defensa de Seguridad Industrial (DISC) en Dallas en el año 1963. En una entrevista exclusiva (publicada en http://wp.me/P2bTiv-52 ), MacKenzie afirma que fue asociado por personal de Lyndon Johnson, el "sicario" Malcolm ("Mac") Wallace. Afirma además que Wallace le dijo, en una borrachera al día siguiente del golpe, los nombres de las personas de seis equipos afectados al Big Event situados en Dealey Plaza el 22 de noviembre de 1963, a saber:
El libro de Osvaldo Aguirre, “La conexión latina. De la mafia corsa a la ruta argentina de la heroína” muestra en su tapa una fotografía poco conocida en la ciudad: un hombre esposado y custodiado por dos miembros de la Policía Federal uniformados. Ese hombre es Chiappe.
Este libro fue editado por Tusquets y forma parte de una colección denominada Crónicas.
La contratapa exhibe una apretada síntesis de una larga y completa investigación, que hizo introducirse a su autor en ese insondable, peligroso y oscuro territorio del tráfico de estupefacientes:
“En diciembre de 1947, un hombre buscado en Francia por su colaboración con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial desembarca en Buenos Aires. Con nombre y pasaporte falsos, Auguste Joseph Ricord arrastra un turbio pasado ligado con el rufianismo, el robo y la extorsión. En poco tiempo, con la ayuda de su sobrino Luis Bonsignour construye una organización dedicada a la prostitución y la trata de blancas. Monsieur André, como se hace llamar, es un anticomunista convencido y se propone ayudar a otros fugitivos de la justicia francesa. El rumor crece en los bajos fondos de París y Ajaccio: hay un compatriota que recibe a los prófugos y les consigue alojamiento, trabajo y documentos falsos. Joseph Oberto, Domingo Orsini, André Condemine, Claude Pastou, Chistian David, Lucien Sarti, Francois Chiappe, Jean Paul Angeletti, Francois Rossi y Michel Nicoli son algunos de los prófugos que encuentra refugio en Argentina. En el restaurante El Sol, de Olivos, la pantalla de sus actividades ilegales, Ricord les propone un nuevo negocio: el tráfico de heroína. En bases a sus relaciones en Marsella, la ciudad donde se fabrica la mejor heroína del mundo, y con algunos socios de otras nacionalidades, como los italianos Francisco Toscanino, Miguel Russo y Felice Bonetti, la chilena Yolanda Sarmiento, el paraguayo Enio Varela y los argentinos Aron Muravnik y Armando Nicolay, los franceses armarán una compleja telaraña dedicada al transporte de drogas hacia Estados Unidos, en un ruta cuyo centro gira en torno a Buenos Aires, capital mundial de la heroína”.
- Área comando en el segundo piso del Texas School Book Depository (TSBD): Cliff Carter, Carlos Marcello, Jack Ruby, George Reese
- En el callejón detrás de la cerca y por encima del montículo de hierba: Clyde Foust, John Ernst, Jack Grimm, Joseph P. Dugan
- Bajo el puente en caso de que el presidente no estaba a tiro, y por encima de la zona del ferrocarril (estas personas nunca se han utilizado): Charles Harrelson, Percy Chauncey Holt, Charles Frederick Rogers, un hombre llamado "Dimitri" de la ACCC
- Techo del Edificio de registros del condado: Harry Weatherford, Craig Roger, Richard Scalzetti, Michael Victor Mertz
- Sexto piso del TSBD en el nido y en otras zonas de configuración: Ruth Ann Martinez, Lee Harvey Oswald, Mac Wallace, Lawrence "Loy" Factor
- Dal-Tex Building (el equipo tenía que estar en la cima, pero tuvo problemas): Eugene Brading Hale, Frank Fiorelli (Sturgis), Chi Chi Quintero, Richard Cain.
MacKenzie menciona a un mafioso corso francés llamado Michael o Michel Victor Mertz (también conocido como Jean Michel Roux y Souêtre). Mertz era un miembro de la “Organisation Armée Secrète” (OAS) como Chiappe y pudo haber estado involucrado también en el intento de asesinato de Charles de Gaulle. De acuerdo con la investigación de Mary Ferrell y Gary Shaw, Souêtre fue detenido en Dallas el 22 de noviembre y fue deportado inmediatamente.
Un libro, "Regicidio", de Gregory Douglas contiene supuestos documentos de Robert Crowley de la CIA. Los documentos, junto con el libro, afirman que 4 Sicarios de la mafia corsa habían aceptado el contrato a diferencia de Christian David que menciona solo 3. Será Mertz el cuarto?
El caso de Bowars es muy significativo, porque él, sin saberlo, fue uno de los testigos más importantes del caso. Bowars era un ferroviario que trabajaba en la estación que hay justo detrás del montículo de hierba, desde donde decenas de testigos habían oído disparos, visto salir humo y haber olido a pólvora. Bowars declaró en la CW que unos treinta minutos antes del atentado vio llegar un vehículo, conducido por un solo hombre, en el que éste hablaba por radio.
Poco después vio llegar un grupo de personas (tres o cuatro) entre los que había un policía, el cual echó a varios expectadores que querían ver desde allí el desfile. Luego dijo que cuando sucedió el atentado "le pareció ver algo extraño" y que "tuvo la certeza de que algo raro había ocurrido detrás de aquella valla". Sin duda Bowars, aunque no vio disparar a nadie, fue testigo de la actuación del 2ºgrupo de tiradores de la plaza, el que acabó con la vida de Kennedy.
Para la CW no tuvo importancia que 52 testigos de la plaza Dealey declararan que habían sentido disparos desde la valla del montículo de hierba. Para la CW esto no podía encajar con su teoría del asesino solitario.
(La famosa foto de Mary Moorman, que recoge el impacto mortal de Kennedy en la cabeza. En el fondo se observa el montículo de hierba y la valla desde la cual, según numerosos testigos del atentado, se oyó un disparo, se vio humo y se olió a pólvora. Es la clave de la teoría de la conspiración.)
(Esta ampliación de la fotografía de Moorman muestra una extraña figura en la valla del montículo de hierba)
(Ampliación digital de la zona del montículo. Aquí se observa esta figura y lo que parece ser el fogonazo de un disparo).
(La anterior imagen, coloreada, mostraría el uniforme de un policía de Dallas de la época.)
"Fue a esa altura. El hombre estaba disparando a este lado de ese árbol ... ese árbol grande, y ahí es donde vi venir el disparo" - Jean Hill en 1992 vídeo Más allá de JFK
Según Christian David, Sartí utilizó un uniforme, como lo hacían todos los matones en esta clase de trabajos. Si el trabajo estaba cerca de un puesto militar, utilizaban uniformes de militares, y así por el estilo. También Saint John Hunt transcribe la confesión de su padre en su libro Bond of secrecy acerca de que Lucien Sarti era el asesino corso que vestido como un policía disparó el tiro fatal en la cabeza desde el Grassy Knoll.
Sartí disfrazado de policía fue también quien agredió y le quitó la cámara a Gordon Arnold, por entonces un joven militar de 22 años que se dirigía a su campamento en Alaska y que ese día en Dallas decidió filmar el paso de la caravana presidencial. Eso fue luego que un disparo proveniente de atrás de la cerca le pasara por su oído izquierdo. Sartí, con el arma en la mano y a los gritos, lo agredió, lo pateó y le sacó la cámara para luego huir. Lo describió con uniforme de policía y con la cabeza descubierta tal como se ve en la foto disparando. La imagen que se ve a la izquierda de Sartí muestra una persona con uniforme militar que tiene algo sobre su rostro, probablemente era Arnold filmando, lo que corrobora su testimonio. (ver Los hombres que mataron a Kennedy en https://www.youtube.com/watch?v=5VnJQpKjGkg)
"Fue a esa altura. El hombre estaba disparando a este lado de ese árbol ... ese árbol grande, y ahí es donde vi venir el disparo" - Jean Hill en 1992 vídeo Más allá de JFK
Existe una prueba testimonial más y nunca tenida en cuenta por la Comisión Warren. Se trata de la de Bill Newman que estaba parado justo allí junto con su familia, su esposa Gayle y sus dos hijos Bill y Kleyton, en el lugar donde nació la teoría de la conspiración. Es uno de los pocos testigos sobrevivientes que cuentan la historia ya que muchos murieron misteriosamente. Bill quizás esté vivo porque pasó desapercibido. Al encaminarse la caravana por Elm Street él escuchó dos disparos, y cuando estuvo frente a él sonó el tercer disparo viendo como explotaba la cabeza del presidente escuchando lo gritos de la Señora Kennedy "Oh no Dios mío le dispararon a John". Se dieron vuelta y con su esposa tiraron los niños al suelo cubriéndolos. Él sintió que el disparo vino de atrás, a unos tres o cinco metros de su posición, el testigo más cercano que confirmaría la conspiración y que nunca fue citado por la encubridora Comisión Warren a testificar.
El hombre del walki -talki: habrá jugado algún papel en la comunicación con el equipo de asesinos?
III. ¿POR QUÉ?
¿Por qué se asesinó a Kennedy? Según Stone, ésta es la pregunta clave; si sabemos el por qué, podremos llegar al quién a través del cómo.
¿Por qué se asesinó al Presidente? A un Presidente se le asesina por motivos políticos, lo que incluye todas las decisiones que puede tomar respecto al destino de una nación. Según Stone, a Kennedy se le asesinó por su política exterior, por sus decisiones respecto a la invasión de Cuba a raíz de Bahía Cochinos.
En un primer momento Bush, Nixon, Cabel, y Hunt decidieron simplemente seguir adelante con la invasión a Cuba, sin informar al Presidente Kennedy. Luego, en el último segundo, a las 4 de la mañana, apenas dos horas antes de la invasión, el General Cabel llamó a JFK y le pidió permiso para que EE.UU. proporcionara cobertura aérea para la invasión de la CIA. Kennedy le dijo que no. La CIA se puso furiosa con JFK, pero decidió seguir adelante con su privada invasión de todos modos. Debido al pobre servicio de inteligencia, la CIA aterrizó en la peor playa posible. Un pantano. La invasión fracasó. La CIA perdió 15 de sus mejores hombres, muertos, con otros 1100 en las prisiones cubanas. Fue el peor golpe que la CIA haya sufrido jamás. (Fuente: F. Howard Hunt, Danos hoy.) Bush, Nixon y Hunt culparon a Cabel por preguntar a Kennedy y también a Kennedy por decir que no. Su negativa se interpretó como una traición. El mismo sentimiento era compartido por los miembros de la mafia estadounidense que habían perdido negocios multimillonarios en casinos, redes de lavado de dinero, trata de personas y prostitución, luego del triunfo de la revolución cubana. Estaban lívidos de ira. Los empresarios patrocinadores de Nixon ordenaron a JFK que llegara a cualquier acuerdo necesario para recuperar los 1100 agentes de la CIA en Cuba. JFK lo hizo. Una vez de que la CIA tuvo de nuevo a sus bien formados cubanos, decidió seguir con la invasión de Cuba tan pronto como pudieran librarse de ese (H. de perra de) Kennedy. Se acercaba rápidamente la elección de 1964. Nixon iba contra Kennedy otra vez. Bush, Ford y Nixon sabían que tenían que deshacerse de JFK ahora, o bien del clan Kennedy, con Robert y Ted en las bandas, podía controlar la Casa Blanca hasta 1984. Decidieron no esperar hasta el'84 para volver a la Casa Blanca.
Richard Nixon fue vicepresidente desde 1952 hasta 1960. De hecho, a Nixon se le atribuyó la planificación de la Operación 40, la secreta invasión de Cuba de 1961, durante su campaña de 1959 para Presidente. Después de que Batista fuera expulsado por las gentes hambrientas de Cuba, y Fidel Castro llegara al poder, Castro comenzó diciendo a las corporaciones que tendrían que pagar salarios decentes a sus empleados cubanos. Aún peor, a Pepsi Cola le fue dicho que ahora tendría que pagar el azúcar cubano a los precios del mercado mundial. Pepsi, Ford Motor Co., Standard Oil y la mafia de narcotraficantes decidió que Fidel tenía que ser eliminado, ya que su política de exigir a las empresas que pagaran salarios de mercado estaba perjudicando sus beneficios. Por lo tanto, las empresas pidieron al entonces vicepresidente Nixon que eliminara a Fidel. Nixon prometió que lo haría, tan pronto como hubiera ganado las elecciones de 1960 contra algún desvalido, un desconocido demócrata llamado John Kennedy. Sería una fácil victoria de Nixon. Las encuestas daban una victoria aplastante de Nixon. Además, Kennedy era católico, y los estadounidenses no elegirían a un católico presidente más que a una mujer, un negro o un judío. Este fue en el año 1959. Nixon dijo a Pepsi, Standard Oil y a otras empresas, las cuales habían perdido su propiedad para ser devuelta a los agricultores cubanos, que si le ayudaban a ganar, él autorizaría una invasión para eliminar a Castro. Para impresionar más a los contribuyentes de su campaña, el entonces vicepresidente Nixon pidió a la CIA que creara la Operación 40, plan secreto para invadir Cuba, tan pronto como ganó. La CIA puso a su millonario de Texas y agente de la CIA George Bush, a cargo para reclutar exiliados cubanos para el ejército de invasión de la CIA. Bush estaba trabajando con otro petrolero de Texas, Jack Crichton, para ayudarlo con la invasión. A un colega de Texas, General Charles Cabel de la Fuerza Aérea, se le pidió que coordinara la cobertura aérea para la invasión. Los ricos amaban a Nixon. Los medios de comunicación recogieron todos los huesos que éste les tiraba. El mayor problema era que tenía miedo de hablar abiertamente de su plan de invadir Cuba. El plan era un secreto. No tenía sentido alertar a Cuba de la próxima invasión. Pero Kennedy estaba tomando una línea más dura contra Cuba que Nixon, porque no tenía conocimiento de la invasión planificada por la CIA y las Corporaciones. Nixon perdió la Carrera de 1960 por el menor margen de la historia.
En un primer momento Bush, Nixon, Cabel, y Hunt decidieron simplemente seguir adelante con la invasión a Cuba, sin informar al Presidente Kennedy. Luego, en el último segundo, a las 4 de la mañana, apenas dos horas antes de la invasión, el General Cabel llamó a JFK y le pidió permiso para que EE.UU. proporcionara cobertura aérea para la invasión de la CIA. Kennedy le dijo que no. La CIA se puso furiosa con JFK, pero decidió seguir adelante con su privada invasión de todos modos. Debido al pobre servicio de inteligencia, la CIA aterrizó en la peor playa posible. Un pantano. La invasión fracasó. La CIA perdió 15 de sus mejores hombres, muertos, con otros 1100 en las prisiones cubanas. Fue el peor golpe que la CIA haya sufrido jamás. (Fuente: F. Howard Hunt, Danos hoy.) Bush, Nixon y Hunt culparon a Cabel por preguntar a Kennedy y también a Kennedy por decir que no. Su negativa se interpretó como una traición. El mismo sentimiento era compartido por los miembros de la mafia estadounidense que habían perdido negocios multimillonarios en casinos, redes de lavado de dinero, trata de personas y prostitución, luego del triunfo de la revolución cubana. Estaban lívidos de ira. Los empresarios patrocinadores de Nixon ordenaron a JFK que llegara a cualquier acuerdo necesario para recuperar los 1100 agentes de la CIA en Cuba. JFK lo hizo. Una vez de que la CIA tuvo de nuevo a sus bien formados cubanos, decidió seguir con la invasión de Cuba tan pronto como pudieran librarse de ese (H. de perra de) Kennedy. Se acercaba rápidamente la elección de 1964. Nixon iba contra Kennedy otra vez. Bush, Ford y Nixon sabían que tenían que deshacerse de JFK ahora, o bien del clan Kennedy, con Robert y Ted en las bandas, podía controlar la Casa Blanca hasta 1984. Decidieron no esperar hasta el'84 para volver a la Casa Blanca.
Los presuntos implicados están relacionados siempre con estructuras de alto nivel capaces de ocultarlos. Guy Banister está relacionado con el FBI y sus actividades de la Guerra contra Cuba son llevadas por la CIA; Clay Shaw trabaja para la CIA y está conectado con elementos de extrema derecha contrarios al presidente; David Ferrie y Jack Ruby son sus sicarios; Lee Oswald, un agente doble. El general Y pertenece a la cúpula militar del pentágono; Earl Warren es el juez supremo; la Comisión tiene en su interior a Allan Durres; y Edgar J. Hoover también está implicado. Finalmente, Lyndon Johnson, vicepresidente y luego sucesor de Kennedy, es uno de los máximos responsables de lo que Stone no duda en llamar "golpe de Estado".
Pero cuando se plantea el "por qué" (como en la cita de Conan Doyle usada por Garrison) se va eliminando todo lo imposible para que, aquello que queda, aunque parezca improbable, sea verdad. Y la ingente literatura que ha cubierto el asesinato de Kennedy ha dado muchas posibles respuestas al asesinato del Presidente. Después de la "oficial" de la Comisión Warren, las más utilizadas han sido siempre las de la conspiración de los magnates industriales o la de la Mafia.
Stone no desestima la primera ni la segunda, pero las subordina a su exposición. Por una parte, en la reunión del Pentágono parece haber algún jerifalte del mundo de los altos negocios, mientras se recuerda la vinculación de Jack Ruby a la Mafia, el fiscal se pregunta sobre la posibilidad de que fuera la mafia la perpetradora de la Gran Conspiración. Pero la Mafia no pudo cambiar la ruta de la comitiva del presidente, preparar a Oswald, cambiar la portada del Dallas Morning News, evacuar el cadáver de Kennedy, encargar la autopsia a un general del ejército o perder el cerebro del presidente. Ante tales evidencias, se llega a la conclusión de que pudo haber elementos mafiosos dentro de la conspiración, pero nunca a niveles directivos -sino tan solo en plan de colaboración.
Para Stone hubo dos complot: "el primero, con intención de matar a Kennedy porque quería acabar con la Guerra Fría, implica a un número de gente muy reducido pero con altas responsabilidades. Casi no hay indicios materiales porque este tipo de gente, muy ligada con los servicios secretos, no dejan nunca rastro (...). El segundo complot es una conspiración de silencio por parte de la prensa. Cuando se mata a un presidente donde sea, enseguida se busca quién estaba detrás de los asesinos, a quién servía todo aquello. En el caso Kennedy , los mass-media se contentaron con el Informe Warren, que cargaba toda la responsabilidad en Lee Oswald (...)".
El "por qué", pues, ya se plantea desde el mismo inicio de JFK, y se corroborará al largo de toda la película. Las conexiones del FBI, la CIA y la policía de Dallas, son un intento de probar el golpe de Estado; el golpe de Estado sugiere el cambio de timón -y los hechos prueban que Lyndon Johnson llevó a cabo una política seguramente distinta a la de Kennedy durante su mandato. El por qué se divide pues entre Cuba y Vietnam, pero se resume en política exterior o -lo que es lo mismo- en Guerra Fría. Se nos define a Lyndon Johnson como "el nuevo presidente elevado por tiro de fusil al control de (la) política exterior", alguien que “había sido uno de los más entusiastas soldados norteamericanos de la Guerra Fría”. Y se hace especial hincapié a la Guerra del Vietnam.
Eisenhower impidió la unificación del Vietnam formando un gobierno permanente en Vietnam del Sur, enfrentado alas fuerzas de Ho Chi Minh y a las del Viet Cong. Y según Garrison y Stone, Kennedy empezó a dar marcha atrás. Kennedy había rechazado enviar tropas a Laos, y con el NSAM 111 mandó asesores al Vietnam, pero no fuerzas de combate. Mientras tanto, llegaba a un principio de acuerdo con Kruschev respecto a Cuba. "Menos de un año después, la Unión Soviética, Gran Bretaña y los Estados Unidos firmaban el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares, acuerdo que Kennedy calificó de 'paso hacia la razón' .Buscó también negociar con Castro a través de terceros; mientras tanto, la CIA continuaba -sin su permiso- su programa clandestino con el crimen organizado para asesinar a Fidel Castro."
"En algún momento de 1962, Kennedy comenzó a considerar una retirada del Vietnam para 1965. Aun cuando mantenía una fuerte postura anticomunista en público, sabía, hacia 1963, que con una victoria en su reelección para 1964 podría consolidar su control del poder y avanzar con ganas para poner fin a la Guerra Fría. El 11 de octubre de 1963 demostró que hablaba en serio al mandar el NSAM 263, una directiva de máximo secreto que, de hecho, ponía en vigor una no anunciada retirada de mil hombres para finales de ese año (...). Por desgracia, Kennedy tenía sólo seis semanas de vida. Apenas cuatro días después de su asesinato hubo un cambio en la política del Vietnam cuando Lyndon Johnson, el nuevo primer mandatario, firmó el NSAM 273, con fecha de 26 de noviembre (...): no mencionaba la retirada militar de hombres y, en realidad, contenía un lenguaje de 'escalada' con respecto a la política de guerra (...)".
El mantenimiento de la Guerra Fría y la escalada militar, con todos los intereses creados en los Estados Unidos, sería el motivo de la muerte del presidente, según JFK.
la FED. De la misma manera intentaba lograr la tasación fija de su moneda basada en plata, que no dependiera de un mercado especulativo como el actual y evitara crisis financieras como las presentes. Esta iniciativa de John F. Kennedy beneficiaría ampliamente una economía autónoma de EEUU, pero desbancaría a los usureros del mundo, así con la firma de esta orden ejecutiva, valientemente John F. Kennedy, firmó su sentencia de muerte
Además de intentar desarticular los intereses de la guerra, John F. Kennedy pone en cumplimiento la orden ejecutiva nº 11110, que regresa la autonomía al tesoro de EEUU para emitir su propio dinero, eran los “Dólares Kennedy”, con la nominación “United Estates Note”, eran los llamados “dólares de plata”, porque su valor se fundamentaba en este metal y no en un valor especulativo e inflacionario contenido en el dólar actual de la banca privada transnacional “Federal Reserve” o FED, como se identifican actualmente sus billetes “Federal Reserve Note”, representan enteramente al corporativismo británico y lo disimulan permitiendo que el gobierno de EEUU elija parte de su directiva y aparecen ante todos los ciudadanos norteamericanos como un Banco Central de EEUU y no lo son.
Son dólares especulativos, porque su valor es relativo; dependen de las fluctuaciones del mercado de valores y no de la reserva de un metal valioso, es inflacionario porque con estas transferencias de liquidez extras ponen a circular una desmedida emisión de dólares, para poder cubrir las mismas fluctuaciones, perjudicando a los demás poseedores de dólares porque ellos, la FED , son los únicos que tiene la maquinita de hacer dólares; además de aumentar constantemente la deuda de EEUU con estas emisiones, porque cobran por ello, disminuyen el valor real o poder adquisitivo general de la moneda, despojando a sus portadores, ya que dichos dólares no están de ninguna manera representados en ningún metal valioso que los sostenga y los regule en un valor fijo.
Todo lo contrario del “Dólar Kennedy” que se empezó a emitir en junio de 1963, cinco meses antes de matar al presidente. De este modo Kennedy pretendía evitar el aumento desmedido de la deuda externa de EEUU, a causa del incremento de los intereses que causan el exceso de emisiones de dinero nacional y aumento de deuda sobre intereses por esta circulación emitida por parte de una banca extranjera y privada como
Para colmo sus peores enemigos estaban en Texas, Los petroleros, con la muerte de JFK, zafaron de ciertos impuestos que pretendía aplicarles y mantuvieron ciertos subsidios que pretendía quitarles.
Madeleine Duncan Brown, una agente de publicidad que más tarde afirmaría (por cadena nacional de TV ) que han tenido una larga historia de amor (y engendrado a un hijo), con Lyndon B. Johnson, en una aparición en el programa de televisión Current Affair, afirmó que el 21 de noviembre de 1963, fue a una reunión en la casa de Murchison en Dallas que ella describió como "uno de los más importantes encuentros en la historia de Estados Unidos".
Otros en la reunión incluían como invitado de honor a J. Edgar Hoover, al subdirector del FBI Clyde Tolson el magnate del petróleo Haroldson Hunt, John J. McCloy, Richard Nixon, George Brown, Robert L. Thornton, y otros de la Grupo Suite 8F una agrupación de empresarios de extrema derecha de Estados Unidos; al final de la tarde también llegó Johnson. Según Brown:
La tensión llenó la sala a su llegada. El grupo inmediatamente se reunió a puertas cerradas. Poco tiempo después Lyndon, ansioso y rubicundo, reapareció. Yo sabía cómo Lyndon operaba en secreto. Por lo tanto no dije nada ... ni siquiera que yo estaba feliz de verlo. Apretando mi mano tan fuerte, a su juicio, aplastada por la presión, habló con un susurro callado, mascullando, en mi oído, no un mensaje de amor, pero uno que siempre recordaré: "Después de mañana los malditos Kennedy nunca me avergonzarán de nuevo -no es una amenaza- es una promesa"
Arriba los tres extraños vagabundos. Abajo, y de izquierda a derecha, Charles Harrelson, Frank Sturgis, y Howard Hunt.
En los alrededores de la Plaza Dealey de la ciudad de Dallas, fueron detenidos 3 vagabundos por la policía, que después de ser interrogados, de nuevo fueron dejados en libertad. El instante de la fotografía recoge el momento en el que salen de las dependencias policiales.
Si nos fijamos detenidamente en el aspecto de los tres hombres, nos daremos cuenta de que no tienen aspecto de ser vagabundos, en absoluto, excepto el último de ellos, que borda el personaje.
Los dos primeros tienen actitudes muy firmes y decididas, de personas que no tienen tiempo como para vagabundear. Se supone que los vagabundos no tienen ni a dónde ir y por ello deberían ir sin ninguna prisa, tal como marcha el tercero. El primero de ellos luce pelo corto impecable. Con el tiempo se pudo comprobar que estas tres personas eran, efectivamente, agentes de la CIA, y que después siguieron cometiendo otros desmanes, protegidos por el Gobierno. Nadie discute que el segundo vagabundo era el agente de la CIA, Frank Sturgis, con un largo historial de operaciones de inteligencia.
El 23 de enero de 2007 murió Everette Howard Hunt Jr. uno de los agentes clave de la CIA durante el siglo XX, el cual trabajó bajo los mandatos de los presidentes Lyndon Johnson y Richard Nixon, entre otros. El escándalo Watergate, que le costó la dimisión a Nixon, también le costó 33 meses de prisión a Hunt.
En su lecho de muerte, Howard Hunt quiso confesar sus secretos y su participación en el asesinato de Kennedy, para lo cual escogió a su hijo, Saint John Hunt, como testigo de su testamento. Hunt pidió a su hijo que cogiera lápiz y papel y que escribiera sus palabras.
Manuscrito de Howard Hunt
Así lo explica el propio hijo de Hunt, Saint John:
"The Big Event como ellos le llamaban iba a tener lugar en Miami pero luego fue cambiado a Dallas. La "Operación 40" sacó su gente a la calle, ese era su trabajo, su misión, y eran los mismos integrantes que intentaron asesinar a Castro. Un grupo de asesinos listos a partir a cualquier parte para matar a cualquier líder político o diplomáticos en otras latitudes que no fueran amigables para el Gobierno de EE.UU. Frank Sturgis y David Morales habrían hecho lo que sea para vengar lo de la fallida operación de Bahía de Cochinos. La Operación 40 estaba vinculada a Nixon en el escándalo de Watergate, evidencia contenida en cuaderno de notas en una caja de seguridad que tenían que abrir en el robo. Esa evidencia conducía hasta el asesinato de JFK. Entonces mi padre escribió las iniciales "LBJ"', que representaban al ambicioso Vicepresidente de Kennedy, Lyndon B. Johnson. Conectó con una línea el nombre de Cord Meyer. Meyer fue un agente de la CIA cuya mujer tuvo una aventura con JFK; posteriormente murió en un extraño accidente aún hoy no aclarado.
A continuación, mi padre conectó el nombre de Meyer con el de Bill Harvey, otro agente de la CIA; y también conectado a David Morales, otro hombre de la CIA, y conocido como particularmente perverso especialista en operaciones especiales. Conectó el nombre de Morales con una línea con la expresión "el tirador francés del montículo de hierba" desde el que se disparó a Kennedy".
El libro “Bond of Secrecy” es la extraordinaria historia real de St. John Hunt y su padre E. Howard Hunt, el infame ladrón del Watergate y jefe de espías de la CIA
Algunas revelaciones y alegaciones principales del libro son los siguientes:
• Hunt afirma que LBJ había reclutado a Cord Meyer en 1962 por el complot contra JFK.
• LBJ se reunió con Richard Helms de la CIA en su rancho antes del asesinato.
• En 1963, Meyer discute la parcela con David Phillips, de la CIA, quien trajo al funcionario de la CIA William Harvey y al líder exiliado cubano Antonio Veciana.
• Sturgis trajo a Morales, un asesino a sueldo CIA, a una reunión con Hunt en el que se discutió el "Gran Evento" (el asesinato de John F. Kennedy).
• El funcionario de la CIA William Harvey estaba trabajando con la Mafia, y fue el cerebro de la trama.
• Jack Ruby fue ordenado por la mafia para matar a Oswald.
• Se nombra al asesino real del presidente Kennedy quien disparó desde detrás de la valla sobre la "loma cubierta de hierba".
Las siguientes personas fueron algunos de los participantes clave:
Lyndon B. Johnson: LBJ, cuya carrera fue asistida por JFK. J. Edgar Hoover (FBI), dio las órdenes a un equipo de sicarios dirigido por la CIA, y ayudó a guiar a la Comisión Warren para el encubrimiento.
Cord Meyer: agente de la CIA, el arquitecto del aparato Operación desinformación ruiseñor, y el marido de Mary Meyer (quien tuvo un romance con JFK).
David Atlee Philips: de la CIA y veterano de Bahía de Cochinos. Reclutado por William Harvey (CIA) y por el militante exiliado cubano Antonio Veciana.
William Harvey: de la CIA y veterano de Bahía de Cochinos. Conectado a la mafia con las figuras de Santos Trafficante y Sam Giancana. En su Biografía hay notas y cables discutiendo la necesidad de contratar asesinos corsos. Harvey era el que tenía que hacer las conexiones, y Hunt opina que Harvey fue quien trajo a Lucien Sarti como el asesino a sueldo en el Grassy Knoll. Harvey tenía la esperanza de dirigir la CIA después de que Johnson tomara el control.
Frank Sturgis: agente de la CIA, mercenario de la Bahía de Cochinos, veterano de Girón, y figura luego en el Watergate.
David Morales: hombre de la CIA, veterano de Bahía de Cochinos. Morales también fue una figura involucrada con el asesinato de Robert F. Kennedy.
Lucien Sarti: asesino corso y traficante de drogas, el "pistolero francés" del Grassy Knoll y su bala explosiva
Por si acaso podían quedar dudas, Howard Hunt pidió después a su hijo que le leyera todo el documento redactado, para verificar la exactitud de su mensaje testamentario. Y adicionalmente Hunt pidió a su hijo que le grabara sus palabras con su propia voz, y que se asegurase de que la grabación había quedado correcta.
También le contó que Oswald había, de hecho, disparado contra el presidente ese día, pero también había otro hombre, un asesino francés, disparando desde el montículo de hierba famosa. Su nombre sonaba algo así como Sarte o Satre y probablemente había sido reclutado para el trabajo por Cord Myer que tenía conexiones con el inframundo corso. En su propio diagrama, Hunt lo esbozó como Francia. Hombre ... montículo de hierba '
Más tarde, el hijo de Hunt, Saint John, creó un Sitio Web en internet, en donde, entre otras cosas, se reproduce el testamento de su padre, en un documento de audio, con la propia voz de Howard Hunt, en este enlace:
En la grabación, Hunt deja clara la participación de la CIA en este operativo y atribuye una culpabilidad directa, hasta donde él sabe, hacia el Vicepresidente Johnson. Entre otras cosas, la grabación de Hunt dice lo siguiente:
“Él (Johnson) en mi opinión, tenía prisa por ser presidente rayana a la obsesión. Consideraba a JFK, y en eso tenía razón, un obstáculo para alcanzar su objetivo. Sin duda podía haber esperado a que JFK acabara su mandato e incluso su segundo mandato. Esto pudo ser lo que puso a Johnson en una larga lista de gente que esperaba algún cambio en la rama ejecutiva”.
El Vicepresidente Lyndon B. Johnson era muy ambicioso y tenía mucha prisa por llegar cuanto antes a la Presidencia. Sin embargo las últimas palabras que el Presidente Kennedy dictó a su secretaria fueron: "Johnson no estará entre las papeletas". Johnson era Maestre Masón de grado 33 y miembro de la sociedad secreta CFR, "Council on Foreign Relations", el "Consejo de Relaciones Exteriores".
El Presidente ha sido asesinado. ¿De qué se ríen el Vicepresidente Johnson y el agente de la CIA, Howard Hunt?
Tras el crimen contra Kennedy, una desencajada Jacqueline es acompañada por el Vicepresidente Lyndon Johnson, sucesor legal del Presidente. En el ambiente conspirador reina el buen humor, y Johnson y Howard Hunt se sonríen mutuamente, contentos. La flecha señala a Howard Hunt, uno de los tiradores de la CIA en Elm Street, (según él, como reemplazo en lo que llamaban el BIG EVENT).
Cada uno de los nombres mencionados son bien conocidos integrantes de la CIA o vinculados a ella y expuestos por muchos investigadores e historiadores que han detallado la conexión permanente de la Bahía de Cochinos y el éxito desde Dallas a Watergate e Irán Contra.
Una agente de la CIA , Marita Lorenz, ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes testimonió el 31 de mayo de 1978 que estuvo presente en la reunión efectuada en casa de Orlando Bosch Ávila, en septiembre de 1963, en la que participaron Lee Harvey Oswald, Frank Sturgis, Pedro Luis Díaz Lanz y el propio Bosch.
En su libro "La última investigación" Gaeton Fonzi describe la historia de Lorenz en detalle. Afirmó que alrededor de un mes antes al 22 de noviembre de 1963, se reunió con el grupo anti-Castro en casa de Bosch en Miami. Ella dijo que a la reunión fueron Sturgis, Oswald y otros cubanos. Dijo que el grupo estudiaba a Dallas con mapas detallados de las calles. Lorenz afirma que tenía la impresión de que iban a "tomar otra armería." (Fonzi)
Según Lorenz, en esta reunión Sturgis mencionó a "Kennedy" en voz alta a Bosch, y ella respondió: "¿Qué pasa con él?" Eso fue cuando Oswald comenzó una disputa con Frank y Bosch acerca de mi presencia", afirma Lorenz,
Según ella, el 15 de noviembre partió de Miami una caravana de dos autos con destino a Dallas, Texas, en la que ella viajó junto a Gerry Patrick Hemming, los hermanos Novo Sampoll, Pedro Luis Díaz Lanz, Frank Sturgis, Orlando Bosch y Lee Harvey Oswald. En un punto del viaje fueron contactados por Jack Ruby. Según Lorenz, en la primera noche en el motel, Sturgis esperaba a un "miembro" llamado Ruby, y habló con él en el estacionamiento. Ruby parecía sorprendido por la presencia de Lorenz. Ella dijo que después le recriminó a Sturgis, "¿De dónde sacaste a este mafioso?" Sturgis respondió: "Me pones nervioso. Cometí un error, esto es demasiado grande, yo quiero que te vayas de nuevo a Miami. "Después de la visita de E. Howard Hunt (conocido como" Eduardo "), que entregó un paquete con dinero en efectivo, Sturgis y Bosch le llevaron al aeropuerto. De esta manera Hunt era el pagador, el que trajo el dinero que financiaba el magnicidio y facilitaba la huida de los asesinos.
Citados por la Comisión , varios de ellos negaron las afirmaciones de Lorenz ante los miembros del Congreso.
Orlando Bosch, según consta en JFK Document No. 009363, p.2, negó haber participado en el viaje, aunque no negó contactos con la agente de la CIA en 1962. Lo mismo hizo por su parte Gerry Patrick Hemming, así como Frank Sturgis y Pedro Luis Díaz Lanz.
La confesión de Hunt reivindica generaciones de historiadores, investigadores y denunciantes que han dado sus vidas y carreras para exponer la verdad acerca de Dealey Plaza. Si bien hay demasiados para nombrarlos, que incluyen, pero no están limitados a (y en ningún orden en particular): Jim Garrison, Mark Lane, Prouty Fletcher, Thompson Josías, Carl Oglesby, Peter Dale Scott, Summers Anthony, Robert Groden, Victor Marchetti, David Lifton, Livingstone Harrison, Michael Canfield, Weberman AJ, Meagher Sylvia, William Turner, Jim Marrs, Pete Brewton, Newman John Philip Melanson, Verbo Hal, Brussell Mae, Harold Weisberg, Oliver Stone, Mike Ruppert y Hopsicker Dan, Jim Pease diEugenio y Linda.
La confesión Hunt, conduce directamente a Nixon y a Bush padre, a sus compañeros de toda la vida.
La conexión Dallas-Watergate e Irán-Contra ha sido ampliamente documentado por los principales investigadores de JFK, y, en particular, en la obra de Peter Dale Scott, uno de los primeros en mostrar la continuidad política profunda a través de tres décadas.
Consideremos la posibilidad de la carrera de George HW Bush. Él era un petrolero de Texas (Zapata Oil) y un agente de la CIA, involucrado en la Bahía de Cochinos. Su nombre fue encontrado en los papeles de George DeMohrenschildt, uno de los manipuladores de Lee Harvey Oswald en la CIA. Como se documenta en Pete Brewton, autor de La Mafia, la CIA y George Bush, Bush estaba íntimamente ligado a un pequeño círculo de las Elites de Texas vinculado a la CIA y a la mafia. Richard Nixon lo designó presidente del Comité Nacional, y más tarde como director de la CIA, Bush constantemente cubrió a su jefe acerca de Watergate, que a su vez (por la admisión de Frank Sturgis y otros) fue un encubrimiento del asesinato de JFK. Watergate y el asesinato de John Fitzgerald Kennedy constituyen los dos puntos más oscuros de la Historia contemporánea estadounidense. De hecho, parece que ambos acontecimientos guardan una íntima y nada casual relación. Dos de los detenidos en Watergate, Sturgis y Hunt, presentan un asombroso parecido con los “vagabundos” que fueron rápidamente evacuados por la policía del escenario del asesinato de Kennedy, y de los que nunca más se supo. Por otro lado, ambos sujetos han sido documentadamente relacionados con los primeros intentos de la CIA de culpar al régimen de Castro de la muerte del Presidente. De hecho, uno de los que más tenían que ganar con la muerte de Kennedy era el propio Nixon, a quien la desaparición del carismático presidente dejó expedito el camino a la Casa Blanca.
Incluso existen algo más que rumores que señalan que los fragmentos desaparecidos de las cintas de Watergate hacían referencia precisamente a este sórdido asunto.
El seguimiento de cualquiera de los distintos agentes de la CIA implicados en la Bahía de Cochinos, hace imposible ignorar o negar conexiones directas a George HW Bush y su familia en el crimen, a través de los asesinatos de los Kennedy, operaciones encubiertas en Indochina y, más tarde, América Latina.
Más allá de cualquier duda razonable, el gobierno de EE.UU. asesinó a John F. Kennedy. Hay personas que aún viven en la actualidad y que estuvieron directamente involucrados e implicados indirectamente. Algunos probablemente aún sirviendo en posiciones de gran influencia. Algunos todavía no han sido identificados ni tocados.
Todas esas personas todavía tienen que ser monitoreadas, expuestas y llevadas ante la ley. La verdad tuvo que esperar 50 años para que uno solo de todos esos conspiradores la dejara filtrar en su lecho de muerte. Es hora de hacer Justicia.
Los nombres
Los nombres
Allen Dulles, Georges H Bush, James Jesus Angleton, William Harvey, Lee Oswald, David Atlee Phillips , David Morales, Ann Egerter, Richard Helms, Desmond Fitz, Gerald McGeorge, Bundy Robert Maheu, Lawrence Houston, Frank Wisner, Ferenc Nagy, William Pawley, Tracy Barnes, embajador Henry Cabot Lodge, Embajador Thomas Mann, Thomas Karamessines, Richard Cain, Herminio Díaz García, coronel Boris Pash, JC King, Thomas Clines, Teniente Lucien Conien, Carl Jenkins, General Lyman Lemnizter, George Joannides, sargento Daniel Groth, E. Howard Hunt, Sheffield Edwards, general Thomas Power, Louis Bloomfield, Dr. Sidney Gottlieb, Hal Hendrix, Sam Halpern, Teniente Coronel George Whitmeyer, Sergio Arcacha Smith, Emilio Santana, Carlos Quiroga, William Sullivan, Ruth Paine, Henry Luce, Michael Paine, Cord Meyer, Eddie Bayo, Anne Goodpasture, Forrest Sorrels, John Rosselli, Eladio del Valle, Frank Sturgis, Mitch Werbell III, Alcalde de Dallas Earle Cabell, Richard Case Nagell, general Lucius Clay, Richard Bissell, Win Scott, Félix Rodgriguez, Elmer Moore romano, Jane Claire, Booth Luce, John Martino, Rip Robertson, Jack Ruby, Thomas Davis Eli III Emory, Roberts Jack Crichton, general Curtis Lemay, general Charles Cabell, general Edward Lansdale, James Files, Bernard Baker, Roy Hargraves, F. Vidal Santiago, Chuckie Nicoletti, Néstor Izquierdo, Roscoe White, Clint Murchison, Charles Willoughby, David Ferrie, Guy Banister, Ted Shackley, Richard Nixon, Lyndon Johnson, Santos Trafficante, Carlos Marcello, Sam Giancana, Meyer Lanski, Clay Shaw, Tony Varona, Antonio Veciana, Charles Harrelson, Charles Rogers, David Ferrie, Robert Mahau, Jim Hicks, Orlando Bosch, Mac Wallace, Luis Posadas Carriles, Harry Weatherford