Toma la pastilla roja!!!

BIENVENIDO Y TOMA LA PASTILLA ROJA "...Eres un esclavo, Neo/ Igual que los demás, naciste en cautiverio/ naciste en una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar/ Una prisión para tu mente/ Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix/ Has de verla con tus propios ojos/ Esta es tu última oportunidad/ Después, ya no podrás echarte atrás/ Si tomas la pastilla azul fin de la historia (La historia acabará)/ Despertarás en tu cama y creerás/ lo que quieras creerte/ Si tomas la roja, te quedas/ en el País de las Maravillas/ y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos/ Recuerda/ lo único que te ofrezco es la verdad/ Nada más..."

sábado, 7 de abril de 2012

2012 y la transición planetaria

Periódicamente, la sociedad es invitada a pensar sobre una profecía castradora, que surge del temor del ser humano a la muerte y encuentra eco en algunos medios de comunicación: el fin del mundo. Hasta catorce veces he visto como se profetizaba el fin del mundo y, afortunadamente para todos, sobrevivió, juntamente con el resto de la humanidad, en cada una de estas ocasiones.
La próxima cita para el apocalipsis final, según los alarmistas de ocasión, sería el corriente año 2012, fecha presuntamente indicada en el calendario maya para el final de los tiempos. Entre los que se dedican al estudio científico de los escritos mayas, por ejemplo, se encuentra el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, Orlando Casares, que explica que los Mayas tenían una visión cíclica de la existencia, y no creían en la destrucción final de la vida. Según el arqueólogo, el tiempo maya era cíclico y sus calendarios marcan ciclos de 260 días, de 360 días, de 52 años (combinación de los anteriores) y de 5.125 años. En 2012 termina una era maya de 5.125 años y, al igual que sucede al término de cada año, empezará la era siguiente, la sexta para los mayas. En la raíz de las profecías apocalípticas está la creencia en un Dios. antropomórfico, que observa las desgracias humanas y que puede caprichosamente decidir que el mundo debe acabar. En una opinión estrictamente personal, no comparto esta forma de entender al creador de todas las cosas, la inteligencia cósmica universal.
¿Dónde buscar explicaciones para el momento tan conturbado que atraviesa el planeta?
En 2004, a cuatro mil metros de profundidad en el océano índico, se producía un terremoto desencadenante de una serie de tsunamis que borrarían literalmente del mapa islas, playas y poblaciones, que quedaron sumergidas en una densa capa de lodo, agua y cerca de 300.000 cadáveres en el sudeste asiático. En 2010, un poderoso terremoto en Chile cambió el eje de la Tierra. En 2011, en una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia, Haití se veía sacudir por un seísmo en el que fallecieron 316.000 personas, 350.000 más quedaron heridas, y más de 1,5 millones se quedaron sin hogar. En esta lista podemos incluir el reciente terremoto/tsunami de Japón, con amenaza nuclear asociada, demostrando la fragilidad humana ante estos fenómenos que contienen en sí una alta sospecha de inducción mediante la tecnología HAARP con fines egoistas. Por muy contrario que sea al catastrofismo, cualquier persona se podría preguntar: ¿qué es lo que está pasando?
La respuesta a esta pregunta, se encuentra en la enseñanza del mejor psicólogo, antropólogo y médium de Dios que ha encarnado nunca en este planeta: Jesús. En el sermón profético (Marcos, 13, 1-23), este espíritu extraordinario, interpelado por sus discípulos sobre los tiempos en que “no quedaría piedra sobre piedra”, nos explica que podemos identificar las señales de la llegada de estos tiempos, pero no cuándo pasarán. Jesús nos habla de falsos Cristos y profetas, de calamidades y padecimientos, de guerras y discordia en el seno de las familias. El Maestro afirma que sólo Dios puede conocer este momento: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Y, puesto que no podemos saber cuándo será este momento, nos advierte sobre qué hemos de hacer hasta entonces: “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. (…) Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.”
Jesús sabiamente nos invita a la reforma intima. Las señales de una profunda transformación de la vida en la Tierra están en todas partes y por esto urge que nos dediquemos a buscar la educación de nuestros sentimientos y emociones en lo cotidiano, usando el amor como terapia preventiva. Deberemos presentarnos como un ciego, sordo, mudo: ciego a la agresividad; sordo a la estupidez; mudo ante la intolerancia. Los sentimientos negativos son venenos intoxicantes, solamente alcanzaremos la madurez espiritual cuando seamos capaces de amar incondicionalmente los unos a los otros.
Momento de transición: hacia un planeta de regeneración
Ante toda la agitación que experimenta nuestro planeta somos constructores de nuestra existencia y que nuestra meta evolutiva es la plenitud. Ésta no se alcanza a través de una única incursión en la carne, si no que es una labor que se prolonga a través de muchas existencias carnales. Lo que algunos llaman “sufrimiento” o “karma”, son como oportunidades de aprendizaje en el camino hacia la perfección.
Vivimos en la actualidad un momento de transición planetaria.
La agitación política, económica, cultural, técnica son la faceta visible de lo que sucede en la atmósfera psíquica de la Tierra, que supera, lenta y progresivamente, un nivel evolutivo caracterizado por pruebas y expiaciones y entra en una nueva etapa de regeneración. Esta nueva etapa, sin embargo, no empieza con fecha y horas fijadas por decreto.
Debemos ser conscientes de que los que no renueven sus actitudes según las pautas establecidas hace 2000 años, (integrantes de la despiadada Elite mundial) serán exiliados de este planeta, tal como les sucedió a nuestros hermanos de Capela, que vinieron a habitar la Tierra cuando ésta era aún un planeta en una fase inicial de civilización. Progresivamente, los espíritus renuentes en el mal ya no encarnarán en nuestro planeta, siendo conducidos por la espiritualidad superior a mundos inferiores. Los malos, los que integren las falanges del mal, de la crueldad, los fabricantes de armas inteligentes, de armas de destrucción total, de todo tipo de vida, los comerciantes de vidas que se complacen en seducir niños y jóvenes para el comercio de la prostitución, los responsables avarientos por el hambre mundial que según la FAO estima en unos 800 millones de personas que deberán morir en los próximos diez años, los ideólogos de los episodios de falsa bandera para generar guerras que satisfagan sus macabros objetivos egoístas, las bestias sionistas de los campos de concentración que arrebataron 6 millones de vidas inermes, no más reencarnarán en la Tierra, no encontrarán aquí nunca más su posibilidad psíquica. No se trata de un castigo, si no de sintonía. La frecuencia vibratoria de la atmósfera psíquica de la Tierra está cambiando. Esto determina que espíritus que no han alcanzado la calidad vibratoria que sólo la elevación moral puede proporcionar, tendrán que ser llevados a habitar mundos más acordes a sus perfiles vibratorios.
Nada de catastrofismo. El amor, la esperanza y la alegría deben ser las marcas registradas en el hombre que se prepara para vivir en un planeta de regeneración. Aguardemos el momento de la transición haciendo lo que nos toca, para que cuando llegue el momento, el Maestro nos llame a Su lado, señalándonos como el servidor fiel.

1 comentario:

  1. para este fin del mundo hay que estar preparados para todos las acontecimientos,
    solo sabemos que hay un lugar que se va a salvar.
    http://www.edenproject.mx

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